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P. JERÓNIMO DE BANDALIES Entre los perfectos y santos varones que la provincia de Aragón cuenta en el número de los bienaventurados, piadosa mente pensando, como hijos suyos, genuinos y verdaderos, Jjrilla de un modo especial el P. Jerónimo de Bandaliés. ¡ Fué singular en la austeridad de su vida, en la abstinen cia y en la pobreza. Su oración era tan asidua, que empleaba en ella casi todo; el tiempo, y forzosamente sucedió que sus ora ciones elevadas al cielo sin intermisión, le granjearon el cor tejo de todas las virtudes. Mas lo que sobre todo resplandeció en este siervo de Dios, fué la pureza de su alma, la cual, tal asiento hizo en él y tantas raíces echó en su corazón, que mereció un testimonio muy laudatorio de la venerable Madre Agreda. Esta Madre, digna de íoda veneración y de toda alabanza por su eximia santidad y por sus escritos verdaderamente angélicos, pudo decir muchas veces y con verdad, que el P. Jerónimo era una de las almas más santas que por entonces vivían en el mundo, pues le co nocía muy ¡bien por haber sido confesor extraordinario de la venerable, y uno de los doce que formaban con ella una santa hermandad espiritual. Por sus excelentes cualidades y virtudes fué elevado a los más altos puestos de la provincia. Era Provincial de Aragón por los años 1673 y 74. Según el Lexicón Franciscanuni histo- ricurn, fué Provincial el año 1660. Y entre ellos, fué promovi do al delicado oficio de maestro de novicios y entre todos los medios que inculcaba y recomendaba a sus novicios para ade lantar en la perfección, fué uno de ellos y acaso el más en carecidamente recomendado, una grande, tierna y filial de voción a la Santísima Virgen. — 135
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