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P. MIGUEL DE ALBALATE El año 1664 fué agregado al coro de los ángeles el P . Mi guel de Albalate, miembro de la provincia de Aragón y pre dicador de oficio, el cual mientras vivió entre los hombres, llevó una vida verdaderamente angelical, pues así como los ángeles en el cielo ven siempre el rostro del Señor, del que ni un instante apartan su mirada, así este siervo de Dios, puesto en la divina presencia, tenía siempre fijos en Dios los ojos de su espíritu. Conforme al consejo que el Señor dió a Abraham: “Anda en mi presencia y serás perfecto”, se le había hecho tan frecuente y connatural la presencia de Dios, que nada de cuanto hacía o decía, ni sus ocupaciones, ni e! ministerio de la predicación en el que por necesidad tenía que tratar con ¡nuchas personas, podía distraerle lo más mínimo de la presencia de Dios. Nada nos dicen los manuscritos de su predicación, sino solamente que para verse libre del aura popular, procuraba huir cuanto podía del trato y conversación de personas se glares; y a los religiosos qixe tenían trato y familiaridad con los tales, solía decirles que para ellos estaban escritas aque lla s palabras del salmo 105, y 35, que dice: “ Commixti sunt inter gentes, et didicerunt opera eorum; servierunt sculptilibus eorum, et factum e¿t illis in scandalum" . Se mezclaron con la s gentes y aprendieron sus obras; sirvieron a sus ídolos y vino la ruina de ellos.” Porque, decía, que el religioso con el con tacto de los seglares, se asimila las costumbres y usos pro fanos de ellos, y el que se deleita con tal trato y amistad, está próximo a la ruina, del mismo modo que aquel que frecuen ta los caminos abruptos y llenos de tropiezos está en peligro necesario de caer. — 131 —
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