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oración, que pasaba todas las noches en el coro o en la igle sia, después de recitados los maitines hasta la mañana, em pleando todo ese tiempo en tan santo ejercicio. Cuéntase a este respecto, que estando una noche en oración como de cos tumbre, después que se hubo retirado la Comunidad, vió a un religioso que estaba sentado debajo de la lámpara del altar mayor en que se guardaba el Santísimo Sacramento y en ca lidad de Superior del convento, dirigióse a él y mandóle se Juera a dormir', y como no se moviera, repitió la orden una y otra vez. Y como tampoco la obedeciera, sino que permane cía inmóvil y en silencio, añadió ai mandato la reprensión. Entonces el miisterioso fraile respondióle que él no era un habitante de esta tier'ra, sino un religioso de aquel mismo con- vento, fallecido hacía tiempo y que había sido destinado por la divina justicia a expiar sus fallas en aquel lugar., por no haber tenido la debida veneración >y respeto al augusto Sa cramento del Altar, dejándose llevar de la tibieza, y que por esta razón se hallaba detenido en el purgatorio, y pidiéndole sufragios para librarse de las penas que padecía, y dicho esto, desapareció. Hízolo así el siervo de Dios, aplicó multitud de sufragios por su alma y nunca más fué visto en aquel lugar. Este espíritu de oración aun pudier'on apreciarlo mejor los capuchinos del convento de Zaragoza cuando el P. Anto nio fué Guardián del mismo. Pues como los ojos de los reli giosos se fijan principalmente en los del Superior, no pudie ron ocultar'se a su vista los éxtasis, raptos y comunicacio nes espirituales que con frecuencia tenía el siervo de Dios. Acaeció una vez, que los hortelanos, levantándose antes de la aurora para regar la huerta, fueron primero a la iglesia a ha cer sus rezos, hallaron al P. Antonio arrobado en éxtasis de lante del altar Mayor, donde había pasado en oración toda la noche, de tal manera que pudieron apreciar muy bien su rostro radiante de celestiales resplandores. Lo misario acaeció otras veces. Su humildad le hizo ocuparse en oficios humildes y ab yectos, tales como limpiar diariamente las olíais de la cocina que tenían más suciedad y esto lo hacía aun siendo Superior
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