BCCCAP00000000000000000000140
mejilla a su enemigo; cuando el mismo Jesucristo sintió tanto este género de injurias, que disimulando todos los demás tor mentos de la noche de su pasión, solamente se quejó del sayón que descargó sobre él terrible bofetada. Todos estos preludios ponían de manifiesto lo que había de ser nuestro ejemplar y fervoroso joven, quien, como había gustado, durante los meses que permaneció en el noviciado la virtud con que se apacentaba y de que estaba saturada la Or den Capuchina, luego que se persuadió de haber recobrado una perfecta salud, considerando esto como mi beneficio de Dios, hizo todos los esfuerzos y empeños posibles para volver de nuevo al puerto seguro de la vida religiosa, consiguiéndolo felizmente. No encontró para ello dificultad alguna por parte de la Orden, porque benignamente inclinados a su favor los religiosos vieron compensado el dolor que les había causado su salida del noviciado, con la alegría y gozo, en su segun da admisión. Ingresó pues de nuevo, y otra vez emprendió la carrera del noviciado, atendiendo principalmente a aprender y poner en práctica cuanto en él se enseña en orden a la perfección y .santificación de su alma, y lo terminó felizmente. Vivió como novicio no sólo durante el año de noviciado, sino también durante toda su vida, no remitiendo nunca en el primer fervor y esforzándose por acrecentarlo tanto más, cuanto avanzaba en los años de vida religiosa. Por esto a los pocos años de religión y siendo todavía de poca edad, se vió obligado a tomar y aceptar el oficio de Maestro, encomendán dole la formación de los novicios. Bien persuadido de que el ser maestro de novicios no es otra cosa que el ejercitar con ellos el magisterio y enseñanza de la virtud y que se enseña mejor con obras que con pala bras y conferencias, y que el maestro ha de ser un espejo en que se deben mirar los novicios y un modelo conforme al cual éstos han de ajustar y amoldar su vida, empezó desde el primer momento a dedicarse a las obras, ejercicios y prácticas propias del noviciado, que producían a todos religiosos y novicios, no pequeña admiración. — 113 — s
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz