BCCCAP00000000000000000000140

a más constante resolución de que fuese cabeza suya el que antes había sido ejemplar de la vida más religiosa. Gompelido al fin de tan repetidas instancias, no pudiendo .ya dudar que el no rendirse a ellas sería oponerse a la Divina Voluntad, su­ jetó la cerviz al yugo y eniró a ser Provincial para ser como dice nuestro seráfico Patriarca siervo de todos los que en ade­ lante habían de seguir su obediencia. Dícese en adagio común que muda las costumbres la digni­ dad y en la de Fray Pedro se vió esto verificado porque hizo mudanza conocida después que se halló con las obligaciones de Superior. Pasó, pues, de vigilante a vigilantísimo, de austero a más austero; de caritativo, a mayores incendios de caridad y en fin, reconociendo que lo que es favor en el súbdito, debe aumentarse en el Prelado para no parecer tibieza, procuró ade­ lantarse tanto en todo género de virtudes, considerando el nue­ vo carácter, que pudieran juzgarle otro. A. lo menos es cierto que puesta esta luz sobre el candelero, si no aumentó los rayos, los extendió a esfera más dilatada, dando a toda la provincia el mismo apostólico ejemplo que antes daba a un convento solo. Hermanó con singular desu’eza las activas solicitudes de Marta con los suaves ocios de María. Sin faltar al coro ni a otro acto alguno de comunidad, correspondía al consuelo de los súbdi­ tos, al agasajo de los devotos y a lo demás en que le empeñaba la política religiosa;, haciendo caber en poco tiempo ocupacio­ nes de muchos días. Tomó muy a pecho el que se conservasen las santas observancias y ejemplares estilos de la provincia, ya en lo que tocaba a lo sustancial de la regla o a lo accidental de las ceremonias. Procuraba ser más amado que temido, con que consiguió ser temido con amor y ser amado con reverencia, y aunque usaba promiscuamente y según lo pedían los acciden­ tes de la vara que se llama hermosura y de la que tiene por nombre azote, según enseñó Zacarías, y es preciso para apa­ centar racionales reses, sin embargo, era más blando que ri­ guroso y como corazón que late más a la mano siniestra, que es la más flaca, se inclinaba con mayor propensión a medici­ nar humanas flaquezas con latidos de misericordia, que con heridas de severidad y justicia. Guando salía a la visita de los — -106 —

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz