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■dijeron, murió en el Señor con un sosiego y quietud como le dejé y me había dicho, y tengo por muy cierto se fué luego a gozar de Dios y recibir el premio de lo mucho que había trabajado.” Todo esto dice el mencionado P. Antonio de Fi- gueras como testigo de vista. A lo cual nada tenemos que añadir, sino suplicar a Dios Nuestro Señor que se digne co­ municarnos parte del fervor y espíritu de este su siervo, pa­ ra que ya que vivimos en la misma pr'ofesión y en los mismos conventos, aprovechemos también en la virtud de modo, que vivamos después junto con él eternamente en el cielo. Veri­ ficóse la muerte de este insigne religioso en nuestro convento de Barcelona, llamado Monte-Calvario, el año 1615. - 103 —

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