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56 f e c u n d a p a r e n s terior. A l llegar los capuchinos, los arcos del claustro estaban todos tabicados, excepto los pequeños orificios de la parte superior, por don­ de entraba la luz. Una de las galerías estaba destinada a Academia de Música; otra, venía a ser como una prolongación de la iglesia, en forma de capilla, con dos altares, y comunicaba con el templo por medio de una gran puerta contigua al presbiterio. Después de la exclaustración, el convento fué destinado sucesi­ vamente para escuelas municipales, cuartel de soldados, establo de animales y matadero público; y cuando llegaron los capuchinos vivían en uno de los lados dos familias que tuvieron que salir. Obras de restauración .—Comenzaron éstas por el ala oriental, ha­ bilitándola para alojamiento de los religiosos. Más trabajo ofreció el lado sur, en que hubo que derribar la pared exterior, que amenazaba ruina inminente; examinados los cimientos, levantóse sobre ellos una pared de mampostería que sustituyó a las galerías del mediodía; re­ forzóse el muro interior, que, lo mismo que el primero, era de tierra, y se echó el tejado; hiciéronse celdas a ambos lados y sobre ellas se construyó una amplia azotea. Parecida labor hubo que realizar en el ala del oeste, destinada a noviciado. Derribóse también la pared exterior y sobre sus cimientos se levantó la actual de mampostería; colocóse el tejado y se entarimaron los dos pisos. Para que el trán­ sito y las celdas tuvieran las dimensiones que señalaban las Consti­ tuciones, se inutilizó una parte del primer piso por medio de un ta­ bique. La rapidez y relativa economía con que se hicieron estas obras se debieron en gran parte al tr abajo personal de los religiosos. Las obras de carpintería las hicieron casi exclusivamente los Hermanos bajo la dirección de fray Fernando de Pamplona y del hermano postulante Antonio de Ciriza; y aunque las obras de albañilería estuvieron bajo la dirección de operarios seglares, también en ellas ayudaron eficaz­ mente nuestros Hermanos. En enero de 1899 se firmó la escritura de compra-venta entre el Ayuntamiento v el mencionado don Félix Domínguez. En el mes de marzo del mismo año se compró a don Pedro Plano la huerta contigua al convento, con la noria; tenía una extensión de 36 áreas y 43 cen- tiáreas. En las afueras de la ciudad, a la otra parte de la carretera de Aragón, estaba la Fuente de San Antonio, que había pertenecido a los franciscanos y después de la exclaustración había pasado a ser pro­ piedad del Ayuntamiento. Como el convento carecía de agua potable y era muy molesto bajar al rio para proveerse de ella, el superior de los capuchinos solicitó del Ayuntamiento la cesión de la mencionada ftiente; el Ayuntamiento acordó por unanimidad cederles la fuente y autorizarles para trasladarla dentro del recinto conventual, como se hizo. Distrito conventual .—En abril de 1899 hizo el Definitorio la demar

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