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CONVENTO DE SANGÜESA Antecedentes Desde que el 2 de agosto de 1879 íué restaurado el convento de Pamplona, había crecido mucho el número de capuchinos navarros, y como no había en Navarra otro convento que el de Pamplona, muchos de ellos se veían precisados a vivir en los conventos de Cataluña, don­ de apenas podían dedicarse al ministerio por razón de la dificultad de la lengua. Por eso se deseaba ardientemente la fundación de nuevos conventos en Navarra. La ciudad de Sangüesa deseaba entregar para su conservación a una comunidad de religiosos franciscanos el antigco convento de San Francisco, que habían habitado los observantes hasta la exclaustración de 1835. Enterados los capuchinos, vieron en esto una coyuntura pro­ videncial. En 1897 fué enviado a Sangüesa el P. Guillermo de Cáseda para que examinara el convento y explorara el estado de ánimo de los vecinos respecto a la fundación. Mal inripresionado debió de quedar el Padre Guillermo, porque luego informó desfavorablemente a los supe­ riores. No obstante, poco después, el 10 de diciembre del mismo año, era enviado a Sangüesa con el mismo objeto el P. Lucio de Obanos. Halló tan bien dispuestos los ánimos, que en aquel mismo día se daba cuenta en la sesión del Ayuntamiento de una solicitud del señor Abad de Santiago pidiendo que la corporación municipal cediera el convento de San Francisco a la Orden Capuchina, y el Ayuntamiento acordó por unanimidad acceder, con la única condición de que volviese en poder del Ayuntamiento en el caso de que, por cualquier motivo, lo abando­ nara dicha Orden. Siete días después, el 17 de diciembre de 1897, los

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