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42 FECUNDA PARENS sándolos ya para el cumplimiento pascual ya para las festividades prin­ cipales; este ministerio lo han llevado casi en su totalidad los Padres de la comunidad. Desde la fundación del Distrito Nullius hasta su disolución en 1907, el convento de Lecároz tuvo su Noviciado propio, que funcionó de con­ tinuo desde el 1 de noviembre de 1896 hasta 1907, habiendo pasado por él 96 clérigos que llegaron a la profesión y otros dos o tres que sa­ lieron y 42 Hermanos que llegaron a profesar; la mayoría de ellos en­ traron a formar parte de la Provincia de Navarra-Cantabria-Aragón al quedar suprimido el Distrito Nullius. El Colegio Pero la labor apostólica de la comunidad de Lecároz la ha llenado la educación de la juventud, al principio (1890-1910) en la formación de futuros religiosos (los últimos años mezclando alumnos que se pre­ paraban a estudios civiles), y desde 1910 exclusivamente para estudios civiles. Los colegiales iban a examinarse al Instituto de Pamplona (salvo un curso que durante algunos años se examinó en Vitoria, debido a circunstancias particulares). Luego, hacia 1917, hubo un cambio: los exámenes se hacían en San Sebastián, ya que la inmensa mayoría de los que estudiaban el Bachillerato eran guipuzcoanos o vizcaínos y re­ sultaba más cómodo para sus familias. Más adelante, cuando el Ba­ chillerato tomó otro rumbo en España, dividiéndolo en Elemental y Universitario, como para éste debían pasar exámenes en la Universi­ dad del distrito correspondiente (aquí Zaragoza), se hizo nuevamente el traslado; una comisión de Pamplona iba al Colegio a examinar del Elemental y los demás se examinaban en Zaragoza. Los éxitos alcanzados durante el período que abarca desde el se­ gundo año de este nuevo régimen (1926) hasta el día de hoy ningún otro Colegio ni centro oficial podrá igualar en muchos años. En efecto, desde esa fecha el Colegio de Lecároz, tanto en el Bachillerato Uni­ versitario como luego en el examen de Estado o Reválida, ha estado y sigue en primer lugar, casi siempre con muchísima diferencia en su favor sobre los más sobresalientes de los otros centros, tanto oficiales como particulares, colegiados o no. Entre estos años hay varios en que el triunfo ha sido más resonante; el año escolar de 1928-1929 se obtuvo en el examen de Estado, no sólo que todos salieran a flote, sino hasta sobresalientes en primero y tercer lugar con premio entre todos los presentados a dicho examen, siendo de notar que eran tan rigurosos los exámenes que no lograron el aprobado más que el 18 por ciento de los presentados. Mayor triunfo se consiguió en el curso de 1939-1940, en que hubo aproximadamente un tercio de sobresalientes entre los presentados por Lecároz y lá mitad de ellos con premio, causando es