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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 41 Fr. Juan de Artázcoz Fr. Pedro del Real de Gandía Fr. Diego de Sengáriz Fr. Otón de Navarniz Fr. Antolín de Ruzafa Fr. Gaspar de Betera .Fr. Rafael de Rafelbuñol Fr. Salvador de Peñacastillo. 2.— Actividades. A causa de llevarse el Colegio toco el personal docente (casi todos los Padres, mas algunos coristas que pronto se ordenaron), el minis­ terio de la predicación y de las confesiones quedó limitado a lo que se hacía en la iglesia del convento, salvo algunas salidas contadísimas a los pueblos. Más adelante, cuando se pudo echar mano de más personal, pu­ dieron ampliar sus ministerios y acudir a capillas particulares, todo lo cual fué en aumento hacia 1921, en que habiendo venido el P. La­ dislao de San Sebastián, muy conocido ya como misionero en toda Gui­ púzcoa, inició sus correrías apostólicas en compañía de otros Padres de la Provincia con cuantiosas misiones, tanto en el Valle como en los pueblos de la montaña de Navarra y sobre todo en Guipúzcoa. Estas actividades amenguaron un tanto durante la guerra (1936- 1939); pero luego han vuelto a resurgir, aunque con menos intensidad Durante la guerra de liberación el Colegio prestó ayuda de gran envergadura como Hospital de sangre al principio y luego como Hos­ pital de convalecientes. En todos estos servicios, fuera de los estricta­ mente médicos, los religiosos llevaron todo el peso del Hospital, aun en la labor sanitaria. Como es natural, no sólo se atendió a la parte material de los hos­ pitalizados, sino que se dieron conferencias y otros actos en que se procuró acentuar la parte religiosa con prácticas cristianas, entre las Que se cuentan varias comuniones generales. Años de labor intensísima para el profesorado, que, al mismo tiem­ po, no desatendía la enseñanza de los colegiales, aumentada con las clases especiales que se daban a algunos soldados. Los soldados atendidos en este Hospital fueron luego pregoneros de la caridad que en Lecároz se ejercía en todos los frentes de la pen­ ínsula, contribuyendo así a mejorar la idea, tan falsa, que muchos se habían formado de los religiosos sin conocerlos. Esta misma actividad entre el Ejército continúa, pues durante va­ rios años algunos de los Padres han ejercido de capellanes de los sol­ dados destacados en la frontera, tanto con la celebración de la Misa en los respectivos campamentos y con pláticas y homilías, como confe

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