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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 37 “ La ciencia y la virtud que de día eii día habían de traslucirse en los novicios de la Comunidad y que habían de apreciarse por los jóv e ­ nes de nuestras montañas, estimularía a los últimos a engrandecer su inteligencia y corazón, aunque fuera en distinta misión; y omitiendo los resultados positivos de semejante situación, difíciles de abarcar, puede afirmarse había de desaparecer en ella la perniciosa costumbre de la emigración a América, procedente de no vislumbrar objetivo preferi­ ble en la vida al de disfrutar de una vejez descansada. “ ¡Ciertamente que una limosna al Convento, por quien lo deseara, no compensa estos horizontes abiertos a los hijos del Baztán por los ca­ puchinos! “ Progreso en las inteligencias, bondad en el corazón, sumisión y afecto a los padres, son cosas que deseamos en los jóvenes de nuestro Valle y que se adquieren fácilmente con el ejemplo; y por eso deseamos la institución de una casa de noviciado entre nosotros. “ Por otro lado, la extensión de nuestro Valle atestigua por sí sola la posibilidad de ejercer con ventaja su ministerio sacerdotal los Pa­ dres que el Convento habitaran. Y la comodidad nuestra para el cum­ plimiento de las obligaciones religiosas es sobradamente palpable... “ Mirando por nosotros, no prescindimos, Rvdmo. Padre, de los me­ dros espirituales de la comunidad que habrá de regir. “ Con las condiciones, ligeramente expuestas, de nuestro Valle, se desprende la ventaja de una Comunidad religiosa que entre nosotros se estableciera. La tranquilidad, la paz, la holgura y hasta lo apacible del clima en estos sitios, revelando por sí cualidades semejantes en los espíritus de la generalidad de los moradores, habían de traducirse en poderosos auxiliares para la educación fácil y esmerada de los novicios. Lejos de tener que excluir cuanto sus sentidos abarcara, podrían asi­ milarse sin menoscabo sus costumbres y rasgos de inocencia y bondad, no raros en las gentes de nuestros campos. “ Después de todo lo indicado, una Escuela Seráfica nacional, una escuela más para la formación de los hombres de san Francisco de Asís, es un manantial perenne de aquellos héroes, que al otro lado de los mares, en nuestras colonias, tanto se esmeran en desenvolver el ca­ rácter del hombre a aquellos indígenas degenerados, haciendo que re­ nazca en ellos el sentimiento de dignidad y libertad humanas, para que se manifieste el entusiasmo del verdadero ciudadano entusiasta que por la religión consigue. De aquellos héroes que, con su desconocida vida de sacrificios allende y aquende los mares, saben cultivar un abundan­ te germen de valerosos españoles, allí donde no se encontraba más que una colección de inconscientes y débiles personalidades. De aque­ llos héroes que, de semejante manera, han de salvar el día de mañana nuestro comercio del conflicto que ya se presenta cercano y amenaza­ dor en el horizonte norteamericano. De aquellos hombres que saben sacrificar su cuerpo para engrandecer el espíritu de los otros... “ Ahora bien, como el Estado está interesado en la verdadera pros

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