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30 FECUNDA PARENS 3 .—Vicisitudes de la familia conventual Desde noviembre de 1907 hasta julio de 1909 gobernó la nueva comu­ nidad de nuestra Provincia el P. Luis de Azcoitia con título de Presi­ dente; en esta última fecha el convento fué elevado a guardianía. Hasta 1912 albergó cuatro cursos de estudiantes: los tres de Filosofía y uno de preparación; desde 1912 a 1928 el Colegio estuvo constantemente in ­ tegrado por los tres cursos de Filosofía con su profesorado correspon­ diente; de 1928 a 1931 hubo solamente el 1.® y 2.° curso; de 1931 a 1933 volvió a haber tres cursos; al año siguiente otra vez dos y tres en 1935, cuando por fin todo el Colegio de Filosofía fué trasladado al convento de Esíella. Además del personal del Colegio hubo siempre en Fuenterrabía buen número de Padres entregados al ministerio, particularmente a la direc­ ción de las Ordenes Terceras; este número creció notablemente después del traslado de los coristas y profesores a Estella; eran diecinueve los sacerdotes. Entre las páginas de mayor interés de la historia de la comunidad de Fuenterrabía conviene destacar en primer lugar la terrible epidemia de gripe de 1918, que causó varias víctimas entre los religiosos. Hizo su aparición en el convento en el mes de octubre; se vieron atacados vein­ tiséis y en menos de cuarenta y ocho horas dejaron de existir tres: los Padres Luis de Icazteguieta y Esteban de Azcoitia y el corista fray Javier de Galbarra; algo más tarde murió otro de los estudiantes, fray Nicanor de Legaría. Para atender convenientemente a tanto enfermo hubo que traer de Pamplona cuatro Hermanos legos. Por este motivo y por haberlo ordenado así la Junta de Sanidad, estuvo el convento du­ rante quince días completamente incomunicado con el exterior, no per­ mitiéndosele salir ni siquiera al Hermano limosnero para hacer la acos­ tumbrada cuestación, y la iglesia rigurosamente clausurada. Al decla­ rarse la epidemia en la ciudad, varios Padres y Hermanos estuvieron asistiendo a los atacados tanto en lo espiritual como en lo material. A raíz de la quema de conventos ocurrida en Madrid y en otros pun­ tos de España en mayo de 1931, suscitáronse entre los religiosos temo­ res de que pudiera ocurrir en Fuenterrabía algo semejante, y por dis­ posición del P. Provincial se trasladaron los estudiantes con sus profe­ sores al colegio de Lecároz, donde permanecieron unos veinte días; pe­ ro en vista de la tranquilidad que continuaba reinando en las dos po­ blaciones.fronterizas, el mismo P. Provincial ordenó el regreso de los jóvenes a su propia residencia. Parecida alarma hubo también con la revolución dél mes de octubre de 1934, pero nadie abandonó el convento. A l producirse el alzamiento nacional en julio de 1936 pudieron con­ tinuar los Padres al principio saliendo diariamente a celebrar sus mi­ sas sin que nadie les molestase; pero la situación cambió de aspecto con la llegada de los dinamiteros asturianos y al tomar el mando el

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