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A LA PROVINCIA CAPUCHINA DE NAVARRA-CANTABRIA- ARAGON EN SU CINCUENTENARIO DE VIDA INDEPENDIENTE Hay acontecimientos de excepcional categoría cuya me­ moria ye desea transmitir a las generaciones venideras. A este fin se levantan monumentos con artísticas estatuas que, en las vías públicas y centros de población, recuerdan a las mul­ titudes que hormiguean a sus pies las fechas en que aquéllos se realizaron. Para todo capuchino de la Provincia de Navarra-Canta­ bria-Aragón el primer Cincuentenario a contar desde su Res­ tauración es un acontecimiento de esa categoría; y hoy, día 31 de mayo de 1950, la fecha de su cumplimiento. ¿Habrá de pasar esta, fecha desconocida, sin la estatua y monumento que, librándola del olvido, la dé a conocer a las generaciones ve­ nideras? Eso pretenden evitar las presentes líneas, las cuales, a falta de otro, podrán ser el monumento de homenaje a la Madre Provincia. Puestos ya a seleccionar materiales, habremos de prescin­ dir del bronce, cuya perennidad destruye el tiempo, diente des­ tructor de toda empresa humana; y del mármol, cuya dureza reblandece el golpe destructor de las revoluciones. Habrá que buscar un |metal cuyo temple resista el fuego de todas las prue­ bas, como dice el Apóstol. Ese monumento que yo concibo tendría estas característi­ cas y garantías: Comenzaría en un basamento, garantía de solidez; continuaría en una columna, garantía de vistosidad / y terminaría en una estatua, garantía de belleza. El basamento lo formarían tres libros: la Biblia, con la Pa

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