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310 FECUNDA PARENS terciarios de Ejea lamentan, muy de veras, verse privados del aliento constante de los capuchinos, y piden insistentemente que no se les aban­ done. Un Padre de la comunidad de Tudela acude todos los meses para dirigir la función de los terciarios. LOGROÑO Esta Hermandad, todavía en sus comienzos, se constituyó, luego de establecerse nuestros Padres en la capital riojana, con los numerosos terciarios dispersos que se logró agrupar. En 1945 contaba ya con 102 terciarios; en la actualidad son 140. ' CONCLUSION De este rápido bosquejo de la historia de la Orden Tercera en estos cincuenta años de nuestra Provincia se desprenden las siguientes consi­ deraciones. Ha habido épocas de gran prosperidad y de verdadero éxito en las efemérides de nuestras Hermandades; fué magnífica la floración de Hermandades y la impresión de vitalidad en los veinte años que corren desde 1905 a 1925. Fero, por desgracia, la mayor parte de aquel esplendor es hoy un mero recuerdo histórico que honra grande­ mente a los que lo promovieron. Es una realidad que, fuera de las grandes ciudades, la vida de la Orden Tercera ha languidecido con con­ tadas excepciones; los distritos conventuales de lengua vasca: Fuente- rrabía y Alsasua, dan muestras de innegable empuje; pero én los de­ más no podemos menos de reconocer que la Orden Tercera se halla en franca decadencia. No es éste, por otra parte, fenómeno único de nuestra Provincia; también el número de terciarios de toda la Orden ha experimentado un impresionante descenso en estos mismos años: en 1925 eran 1.128.000 los que figuraban bajo la dirección de la Orden Capuchina; hoy son poco más de 800.000. Las causas quedan ya en parte apuntadas en lo arriba indicado; y pueden resumirse del siguiente modo: a) la primera y principal ha de buscarse en las nuevas modalidades de nuestro ministerio, encauzado progresivamente hacia los conventos de ciudad, y una más intensa pre­ dicación de misones y ejercicios y, últimamente, el apostolado social; la consecuencia ha sido el abandono gradual de las Hermandades ter­ ciarias de los pueblos; b) la segunda causa, que no debe omitirse, es la atención prestada en los dos últimos decenios a la Acción Católica; ante las directrices de la santa Sede, la insistencia de los señores Obis­ pos, la novedad y perfección de su programa de acción, ante su organi­ zación centralizadora y jerárquica, la Orden Tercera no podía menos de

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