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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 293 A l establecerse en 1936 la capilla de San Antonio, con miras a la nueva fundación en la ciudad, disgregóse la Hermandad de Pamplona; desde aquella fecha concurren a los actos del convento de San Antonio los terciarios del casco de la población y de Villava, y al de Extramu­ ros los de los barrios y pueblos próximos. En la actualidad integran la Hermandad 320 terciarios de ambos sexos, y se experimenta un notable crecimiento de año en año, gracias al espíritu proselitista que anima a los miembros de las Juntas. Del seno de la Orden Tercera acaba de brotar, con muy buenas esperanzas, la Juventud Franciscana y una Escuela del Hogar a cargo de las Hermanas Terciarias. Hermandades del distrito .—El mismo año de 1883, en que se fundaba la Hermandad de Pamplona, iniciaban los capuchinos su acción de pro­ paganda de la Orden Tercera en los pueblos. En muchos de ellos sólo hacía falta reorganizar las ya existentes, algunas de ellas antiquísmas y pujantes, como la de Echauri, fundada en 1677 por el P. Simón de Carear. Para 1890 eran ya unas veinte las Hermandades dependientes del convento. Un catálogo de 1902 da la siguiente estadística de las vi­ sitas por los padres de Pamplona: Pamplona: 2.250 terciarios; Adiós (fundada en 1886): 133; Aldaba: 43; Arbizu: 71; Arzoz: 136; Burgui: 106; Cirauqui (en 1825): 164; Gari- soain (en 1887): 117; Goñi: 126; Ilzarbe (en 1889): 109; Iturgoyen: 152; Labiano: 64; Legarda (en 1883): 228; Larraga: 295; Mañeru (en 1845): 155; Muez (en 1887): 137; Muruzábal (en 1885): 160; Narvarte: 44; Oba- nos: 127; Vidaurre (en 1885): 85; Vidaurreta (en 1884)? 60; Zuriáin: 74. Suma total de Hermandades: 22; terciarios: 4.840. A estas Hermandades hay que añadir las que recientemente habían pasado a depender de los nuevos conventos de Sangüesa, Estella y Tu- dela, entre las cuales se cuentan las siguientes, erigidas o restauradas antes de 1900: C-áseda (1886), Caparroso (1884), Lumbier (1889), Abár- zuza (1898), Guembe (1887), Oteiza de la Solana (1883), Arguedas (1884). Este primer impulso proselitista se produjo en los años en que ri­ gió la comunidad el P. Rafael de Pamplona. Un nuevo empuje habría de producirse en 1909 y 1910, durante la guardianía del P. José de Ti- rapu, en que se adoptó el sistema de Hermandades centrales para los valles compuestos de pueblecitos de escasa población. Así aparecieron las de Badostáin con Sarigurren; la de Espinal; la del valle de Egüés, con los pueblos de Ibiricu, Egüés, Elcano, Elía, Eransus, Azpa y Echá- laz; la de Huarte con Gorraiz, Olaz y Olloqui; la antigua de Zuriájn con Iroz, Zabaldica, Anchóriz y Guendulain; la .de Mezquíriz. Anteriormente se habían fundado las de Erro (1904) y Erasun (1905). En los años siguientes, hasta 1921, no fueron muchas las Herman­ dades erigidas, si bien algunas de ellas muy pujantes: Biurrun (1913), y Astráin, con Muru, Undiano, Zariquiegui y Guenduláin; esta última, fruto de unas sonadas misiones, reunió desde el primer momento a 557 terciarios y ha sido hasta el presente una de las más fervorosas.

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