BCCCAP00000000000000000000139

290 FECUNDA PARENS de formar la estadística de los terciarios del distrito y de preparar el ambiente por medio, de asambleas de las Hermandades. La Junta Regional, constituida bajo la presidencia del que luego sería obispo de Docimea, M. R. P. Joaquín de Pamplona, trabajó acti­ vamente en la preparación del Congreso en nuestra Provincia. A su impulso las diversas Hermandades se pusieron en movimiento y se lo­ gró reclutar un crecido número de congresistas: del distrito de Pamplo­ na, 118; de Sangüesa, 36; de Híjar, 9; de EsteJla, 10; de Lecároz, 6; de Tudela, 1; de Alsasua, 25; de San Sebastián unos 80. La celebración del Congreso revistió caracteres de grandiosidad extraordinaria. Se calcula que se reunieron unos cinco mil congresis­ tas. Honraron el Congreso con su presencia el Primado condiez prela­ dos más; disertaron en las sesiones cuatro señores obispos y los ora­ dores Mella y Senante. Hubo ponencias sumamente interesantes y se formularon conclusiones prácticas para la buena marcha y el floreci­ miento de la Orden Tercera. Congreso regional de Pamplona (22-25 septiembre de 1921) Celebróse este solemnísimo Congreso, glorioso para nuestra P ro­ vincia, con el fin de conmemorar el séptimo Centenario de la funda­ ción de la Tercera Orden de Penitencia, según los deseos de los supe­ riores generales de las diferentes ramas franciscanas. La Encíclica de Benedicto XV, recomendando vivamente la Orden Tercera como muy provechosa para el pueblo cristiano, contribuyó grandemente a dar éxito a aquella celebración centenaria. Desde las páginas de “ El Ter­ ciario Franciscano” , órgano de las Hermandades de nuestra Provin­ cia, se lanzó la primera invitación con gran entusiasmo. El P. Provincial, M. R. P. Joaquin de Beriáin, constituyó una Jun­ ta organizadora que, con la bendición del obispo diocesano, emprendió la tarea de organizar un magno Congreso Regional de Terciarios; el mismo P. Provincial dirigió con este objeto una circular a los religiosos y terciarios, estimulando el celo de todos para el buen resultado de los actos proyectados. Pamplona no recordaba haber visto espectáculo religioso de la magnitud del que presenció los días 22, 23, 24 y 25 de septiembre de 1921. Asistieron tres señores obispos: el de Pamplona, el de Jaca y el de Citharizo; fueron siete los que enviaron su bendición al Congreso. Se presentaron setenta y siete memorias e intervinieron once oradores de relieve. El número de Hermandades que asistieron oficialmente fué de ciento tres, y se calcula que tomaron parte 6.500 ¡congresistas, aparte de los varios millares de fíeles de Pamplona y de los alrededores que se sumaron al entusiasmo de los terciarios. Culminó el Congreso en una espléndida procesión, que revistió ca­ racteres de apoteosis. El Pobrecillo de Asís fué llevado en fastuosa ca­ rroza dorada, en medio de una multitud de más de 12.000 personas que le aclamaban enfervorizadas. La ciudad, en ese día memorable, se sin­ tió ceñida con la albura del Cordón seráfico; por todas partes se sentía

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz