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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 275 Misa de tres teólogos de nuestra Prefectura: don Pedro Wang, don Pablo Fang y don Felipe Ma. Con ellos llegaban a cho los sacerdotes indí­ genas. Con este doble refuerzo la misión resultaba suficientemente atendi­ da y podía el P. Prefecto mirar serenamente al porvenir, no obstante las nuevas bajas que se producían, como la del P. Alfonso de San Martín, que fallecía aquel mismo año, víctima de su celo, y la del P. Tarsicio de Villava, que volvía enfermo a la Provincia. A los ocho meses, es decir, en el mes de agosto, se ordenaban otros tres teólogos indígenas: Agustín How, Santiago Chang y Andrés Chang, que compensaban el retorno a la Provincia de los Padres Eduardo de Legaría y Leonardo de Berbinzana. El primero acompañó a las religio­ sas terciarias capuchinas que también se repatriaban ante la incerti- dumbre del porvenir de China. Aun quedaban en perspectiva otros cuatro teólogos, que cantarían Misa en 1949. Todos ellos, con los refugiados de otros Vicariatos, suman ya 14 sacerdotes indígenas. Los sacrificios ingentes que se había impuesto la Prefectura para formarlos se podían dar por bien empleados, porque estaba próxima la hora en que más los iba a necesitar la Iglesia por un doble motivo: el establecimiento de. la jerarquía en China y sobre todo el triunfo total e imprevisto del comunismo. Pingliang, obispado Las cartas extraordinariamente optimistas que llegaban a la Pro­ vincia eran un reflejo del ambiente que se respiraba, no solamente en la misión, sino en toda China. Las atenciones especialísimas que el go­ bierno de Chiang Kai Shek venía otorgando a los misioneros acababan de verse coronadas con el envío de un embajador al Vaticano y la crea­ ción de la Internunciatura. La prensa china lo celebró grandemente y este hecho constituyó una propaganda sumamente eficaz en favor de la Iglesia Católica. No menor efecto produjo el establecimiento de la jerar­ quía, sobre todo con la elevación al cardenalato de monseñor Tien y al arzobispado de Nankin de monseñor Yupin, uno de los hombres más po­ pulares de China. En el Kansu fué creado arzobispado Lanchow y obispado Tiensuí; quedaban en el rango de Prefecturas Sinig y Pingliang. Pero, gracias a Dios, no había de ser difícil convencer a las autoridades eclesiásticas de la conveniencia y los méritos que asistían a nuestra misión para as­ pirar a la categoría de obispado. Los superiores de la Provincia movie­ ron el asunto en Roma con buen resultado. A ello contribuyó no poco la exposición razonada que elevaron to­ dos los sacerdotes chinos al Internuncio, al cardenal Tien, a monseñor Yupin y al arzobispo de Lanchow, describiendo los progresos realizados en la Prefectura en el espacio de diez y siete años, a pesar de las enor­ mes dificultades, y ponderando sobre todo el celo y grandes cualidades

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