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274 FECUNDA PARENS que después fueron enviadas al noviciado de las Oblatas de la Sagrada Famlia de Lanchow. El año 1940 volvían las cuatro primeras, converti das ya en religiosas, y en 1945 otras seis, algunas de ellas diplomadas y todas preparadas para el servicio de los dispensarios y para la cateque- sis; sustituían ventajosamente a las antiguas vírgenes chinas, de suerte que por fin los Padres alemanes se decidieron a seguir nuestro ejemplo. Los sucesos políticos daban también motivos de optimismo. Conteni dos los comunistas en Manchuria y en el norte de China, obtenían las tropas del gobierno grandes ventajas. El 12 de mayo de 1947 caía en su poder Yenanfú, capital de la China comunista durante doce años. Entonces aumentaron las concentraciones comunistas en la selva de Shanchelipú, impenetrable a los ejércitos mahometanos que los cerca ban por el norte y el oeste, mientras por el sur los acosaba el primer ejército nacional. Estas tropas del gobierno lograban apoderarse de la ciudad de Kingyang, que desde hacía doce años estaba en poder de los rojos. En esta estación había sido sustituido en 1943 el P. Vidal por el sacerdote don Antonio Wang; los gubernamentales se portaron con mu cho menos consideración que los comunistas; la magnífica estación mi sional, construida a costa de grandes sacrificios por el P. Fernando, y Fray Isidro, quedó totalmente destrozada y hubo de ser abandonada. Lo peor fué que cayó de nuevo en poder de los rojos la ciudad y desde en tonces toda la región de Kingyang se convirtió- en tierra de nadie, ha ciendo la vida muy precaria a los Padres Femando y Julián, que per manecieron allí, viendo continuamente en peligro su vida. Entonces se recibió aviso de la llegada de la sexta expedición de sisioneros a Shanghai el día 15 de junio; allí les esperaba el P. Pedro Bautista de Tolosa. Los nuevos misioneros eran los Padres Juan Bautis ta de Arrona, Manuel de Beizama, Félix de Gomecha y el Hermano Fray Alejo de Vidania. Además de los excesivos calores del verano, sufrieron la contrarie dad de tener que retardar el viaje al interior, primero por na haber lle gado de Manila las cajas de la expedición y en segundo lugar por el te legrama que a fines de junio les cursó el Viceprefecto, P. Andrés de Li-- zarza en estos términos: “ No vengan misioneros.” Gracias a Dios el 5 de julio llegaba la contraorden. Era que, faltas de armamento, que al fin llegaron, las tropas mahometanas estuvieron a punto de dejar abando nado el campo a los comunistas. Lo más sensible fué que, a consecuen cias de esto, se frustró la visita del M. R. P. Provincial, P. Ricardo de Lizaso, tan deseada por los misioneros; había acompañado a los misio neros hasta Manila y estaba ya dando los pasos para emprender el v ia je a Shanghai y proseguir desde aquí a Pingliang, pero por la escasez de tiempo, ya no pudo efectuar su visita. La marcha de la nueva expedición por el interior fué tal vez la más feliz de todas. El seis de agosto salían de Shanghai y el 21 entraban en el Kansu, llegando a Pingliang a las cuatro de la tarde, con el regocijo que se deja suponer. Para entonces estaban de vuelta de Lanchow el Rvdmo. P. Prefecto y los demás Padres que se habían desplazado; pára asistir al mayor acontecimiento de la misión: la ordenación y primera
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