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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 271 tandas la muerte vino a producir una nueva víctima en el P. Félix de Arbizu, que se hallaba al frente del seminario menor con cuarenta se­ minaristas; había vuelto pocos meses antes del seminario de los Padres alemanes, porque en Tsinchow las autoridades habían clausurado todas las escuelas de la misión; una víctima más del tifus exantemático, a la que seguiría en el mes de diciembre la de don Felipe Wang, el' sacerdo­ te kansuano. Las dificultades económicas arreciaban; y se agravaron todavía con la guerra civil española. Hubo que reducir los catecumenados y suspen­ der la actividad de varios centros; la situación política de China, por otra parte, amenazaba venir de nuevo a turbar la paz absoluta de que gozaba la misión. Los años duros Las tropas manchurianas que el gobierno había puesto como mura­ lla frente a los comunistas, resultaron fatales. El 12 de diciembre de 1936 el jefe de las mismas y Maotsetung, de común acuerdo, sorpren­ dían a Chang Kai Shek en ur. balneario cerca de Sianfu, haciéndole comprar muy cara su libertad: los rojos serían de nuevo incorporados al ejército nacional, pero con zona propia y oficiales propios; el jefe del gobierno además se comprometía a resistir a .los japoneses, aunque fue­ ra con la guerra, tan deseáda por los comunistas y manchurianos. Tal fué la transcendencia del famoso golpe de mano de Sianfu para la his­ toria de China. En previsión de lo que pudiera acontecer, las tropas manchurianas de Sianfu llamaron en su auxilio a las del Kansu, por lo que nuestra Prefectura quedó casi desguarnecida; los rojos aprovecharon inmediata­ mente la ocasión para ocupar tres poblaciones próximas: Shanselipú, Kingyang y Chengyuen. Todo se hizo pacíficamente: las autoridades militares rojas tomaron bajo su protección las estaciones misionales. Con la esperanza de recaudar limosnas para la misión, se decidió el Rvdmo. P. Prefecto a acudir al Congreso Eucarístico de Manila; se le dieron grandes facilidades para el viaje. Pero la escasez de fondos siguió pesando sobre la Prefectura pro­ gresivamente. “ En atención al presupuesto señalado, mis catecumena­ dos están cerrados” —escribía por entonces el P. Fernando. “ Me encuen­ tro en Huating en huelga forzosa” — añadía el P. Jenaro— “ por falta de recursos” . Y en la misma situación estaban los demás misioneros. El envío de cuatro seminaristas al noviciado de Sangüesa, ya trami­ tado ante los Superiores de la Orden, se frusto por negarse el gobierno :hino a dar el pasaporte para el extranjero en tales circunstancias. Al desencadenarse al poco tiempo la segunda guerra mundial, no sólo vieron cerradas los nuestros todas las puertas a la esperanza, sino aue temieron por el fin de la misión. Por la intervención de Italia, 3 uedó sin efecto la nueva expedición que se había preparado en la Pro­ vincia a fines del año 1939; con la invasión de Rusia y la guerra del

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