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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 269 o como el intento de incendio de la pequeña estación de Miaochoan por inducción de los adivinos. Se nubla el horizonte En el verano de 1935, cuando el P. Prefecto procedía a un cambio completo del personal, más en conformidad con las nuevas necesidades, aparecieron en Pingliang inopinadamente algunos Padres alemanes y religiosas que huían de los comunistas, después de hacer ocho jornadas a pie. ¿Qué sucedía? Unos 200.000 comunistas, a las órdenes del que hoy es dueño de China, Maotsetung, habían roto el cerco en las provin­ cias del sur, y reducidos a unos 40.000 a causa del hambre y de los encuentros con las tropas nacionales, entraban en el Kansu, cubriendo unos 17.000 kilómetros en una marcha verdaderamente épica, que de­ jaba oscurecidas las de Aníbal y Napoleón. Parte de aquel ejército en­ tró por el Vicariato de los Padres alemanes y otra parte se dirigió ha­ cia Lanchow, la capital. La alarma en Pingliang era muy grande; al día siguiente salían dichos Padres camino de Siangfu y con ellos las terciarias capuchinas de Pingliang, acompañadas del P. Andrés de Li- zarza. Gracias a Dios, los comunistas pasaron a unos dos kilómetros de Pingliang, pero sin detenerse en sus cercanías. Esto sucedía en el mes de agosto y en septiembre subían nuevas par­ tidas de comunistas, sembrando el pánico por donde pasaban. Los mi­ sioneros que vivían en los caminos tuvieron sus consiguientes sustos, pero sin tener que lamentar cosa mayor. Enclavados los comunistas en el norte de la Prefectura, quedaron como una continua amenaza para el momento en que vieran nuestra región sin soldados y desde allí harían su propaganda en terreno muy bien preparado. En previsión de esto, el gobierno trabajó febrilmente en mejorar las vías de comunicación, instalar teléfonos, aumentar las escuelas y promover por todos los medios la instrucción de hombres y mujeres, para que a todos llegara la educación anticomunista; persigue eficazmente el consumo del opio, hasta hacerlo desaparecer. A estos adelantos debe añadirse la nueva organización ciudadana, muy apro­ piada para conservar el orden. Con esta organización, que acabó con el bandidaje, no hubiera sido posible tres años antes la captura del Rvdmo. P. Prefecto y del P. An­ drés de Lizarza en el camino que va de Pingliang a Huating. Como por otra parte las tropas que enviaba el gobierno para proteger la región contra los comunistas eran de las de más confianza, la vida de la mi­ sión siguió sin alteración notable, excepto en las residencias vecinas del norte vecinas a los comunistas; Shanselipú, en que estaba el P. Ju­ lián, Kingyang, residencia del P. Vidal y Chengyueng, del P. Tarsicio. La primera, la más expuesta, será teatro de continuas escaramuzas al principio entre comunistas y soldados mahometanos, cuyo general re­ quirió la presencia de los misioneros de Sifengchen para atender a los heridos. Solamente la estación de Zanja, abierta cinco años antes por

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