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22 FECUNDA PARENS "Escuela Nocturna de San José”; dos Padres daban en ella clase todas las noches a unos veinte muchachos; al año siguiente el Ayuntamiento prestó generosamente el material escolar y las mesas necesarias; junto con .la formación cultural se daba a los jóvenes la instrucción moral y religiosa. Pero a los tres años desaparecía la escuela nocturna y la juventud quedaba de nuevo desatendida. Por fin, en noviembre de 1949, quedaba organizada la Juventud Franciscana, como obra marginal de la Orden Tercera; agrupa a más de cincuenta jóvenes, que semanalmente tienen sus círculos de estudio y periódicamente sus ciclos de conferencias con miras a una formación religiosa selecta; llevan a cabo también sus iniciativas de apostolado En enero de 1950 comenzó a actuar el Secretariado de Caridad in­ terparroquial. Ya en 1945 se había pensado en su institución, con in­ tento de extender su acción benéfica a los vecinos del pueblo de An- soáin que son objeto de las atenciones del convento; pero entonces no se llevó a efecto a causa de la oposición de la Parroquia. Actualmente está constituido por una junta formada entre las diversas asociacio­ nes. En virtud de esta organización de la caridad en el barrio, ha cesa­ do el reparto de comida que se venía haciendo en la portería del con­ vento y que últimamente constituía una carga excesiva para la eco­ nomía. . i Simultáneamente aparecía la Escuela del Hogar de Santa Isabel de Hungría, dirigida y sostenida por las hermanas de la Orden Ter­ cera. Todos los jueves se dan en ella lecciones prácticas. de economía doméstica y de labores a un buen número de obreras. Ministerio en los pueblos.—La actividad apostólica principal ha sido siempre en el convento de Pamplona el ministerio de los pueblos en todas sus formas: predicación, confesonario, suplencia a Párrocos, dirección de Ordenes Terceras. Es por lo general un apostolado de fragmentación en los innumerables pueblecitos del distrito, poco es­ pectacular si se quiere, pero no por eso desprovisto de mérito y de sacrificio. Si las sencillas poblaciones de la zona media de Navarra conservan su neta religiosidad, en medio de su progreso técnico y cul­ tural, se debe en gran parte a la labor ininterrumpida de los capuchi­ nos, cuyas sandalias conocen todos los caminos de la Cuenca y de los valles montañeses. La severa cruz, recuerdo de los misioneros ca­ puchinos, se yergue en las alturas y en los atrios de muchas iglesias. El volumen de la predicación externa ha dependido ante todo de las variaciones en el número de Padres; por lo mismo tuvo su época de mayor intensidad en el decenio de 1920 a 1930, en que al ministe­ rio del pùlpito se unía lá dirección de más de veinte Ordenes Terceras, casi todas atendidas mensualmente. En 1927 eran 34 los pueblos que, por tener Hermandad de la Orden Tercera, llamaban para todos los sermones del año; otros 38 Párrocos encargaban también todos los sermones a los capuchinos; y había 10 pueblos grandes de la Ribera en que se predicaba normalmente. Después de la guerra española ha

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