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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 257 El otro sacerdote chamorro pudo con habilidad mantenerse en situa­ ción dificilísima para ayudar a sus paisanos, hasta 1942, cuando termi­ nó el sangriento conflicto con la victoria total de América contra el Ja­ pón. Entonces pudieron regresar dos o tres misioneros capuchinos de los internados en el Japón, entre ellos el ya destinado a ocupar el puesto de Vicario Apostólico. El primero no obstante en volver a su puesto de ho­ nor fué el Excmo. Sr. Olano desde Australia, desde donde le facilitó el regreso el jefe militar americano de todo el Oriente en un buque de gue­ rra, lo mismo que al Hno. Fr. Jesús de Begoña. Pudo pues contemplar con indecible angustia la desolación de su amada grey quien lo acogió gozosa; afrontó con valor la tefrible situación y se dispuso a reconstruir su iglesia de Agat y a prestar sus cuidados pastorales, cuando llegó a la Isla un enviado especial de Roma, el Cardenal Spellman, Arzobispo de New York, intimándole la orden de abandonar su puesto al que la Sa­ grada Congregación destinaba al Excmo. y Rvdmo. P. Apolinar Baum- gartner, muy celoso y muy interesado en seguir la trayectoria apostóli­ ca de los misioneros españoles, Padres espirituales de todos los católi­ cos de las lisias Marianas y del archipiélago de Micronesia. Para entonces ya estaban trabajando en Manila y en la Provincia todos nuestros abnegados misioneros, y Mons. Olano se refugió en nues­ tra Misión de Filipinas, donde hasta ahora ejerce su elevado ministerio cómo auxiliar voluntario de aquella región. El Señor, que todo lo dispone con amor y sabiduría, ha de hacer fructificar nuestro trabajo de 25 años en Guam, bruscamente intercep­ tados, para que la fe y la piedad de los queridos chamorros se mantenga al nivel elevado a que llegaron con los españoles; y los misioneros ame­ ricanos consigan adaptarse al modo de sentir de aquellos buenos cristia­ nos, entre los cuales habrán de formar el clero indígena, esperanza única de prosperidad en Guam. 17