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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 255 La impresión deprimente que todo esto causaba en los buenísimos misioneros se traslució bien en la visita canónica que hizo en la Isla el Rvdmo. P. Pascual de Pamplona en 1935, y en toda la abundante corres­ pondencia del pro-Vicario, P. Javier, con los Superiores Provinciales, Sobre todo en una interesantísima carta, información del 13 de septiem­ bre de 1935, en la que de mano maestra, como suya, detalla la actitud de cada uno de los misioneros ante la perspectiva nada tranquilizadora, que se ofrecía al porvenir de su apostolado. Nuevo Vicario Apostólico Diez y siete años de actividad pastoral en un clima enervante y supe­ rando dificultades de reajuste político con las autoridades y con los mi­ sioneros, agotaron por fin la resistencia física y moral del Excmo. señor Obispo de Docimea; presentó la renuncia del Vicariato a la Santa Sede y fué aceptada. La madre Provincia se preocupó de presentar, sin pérdida de tiempo, la terna correspondiente a la Congregación de Propaganda, para dar un sucesor al Vicario cesante; la Sgda. Congregación optó por el M. R. Pa­ dre León de Alzo, incluido en la terna y muy recomendado por el Exce­ lentísimo P. Joaquín Olaiz Zabalza, que lo había contado desde el año 1918 como de los más asiduos colaboradores en su cargo de Superior Re­ gular y Párroco de Agaña. Una vez que la designación de Roma le fué comunicada y aceptada,- el P. León se puso en viaje para España, que­ dando en Guam el Vicario dimisionario hasta el regreso de su sucesor, consagrado Obispo. El día 5 de mayo de 1935 fué efectivamente consa­ grado en la iglesia parroquial del Buen Pastor, de San Sebastián, el Ex­ celentísimo y Rvdmo. P. Miguel Angel Olano, Vicario Apostólico de Guam, a donde llegó antes de terminar el año, para continuar la labor del Rvdmo. P. Joaquín que muy luego volvió a la Provincia para gozar del bien merecido descanso y morir santamente en 1945. Una de las preocupaciones suyas, luego renovada en Mons. Olano, había sido la formación del clero indígena, único medio de salir al paso a los prejuicios americanos y de hacer realmente efectiva la eficacia del ministerio espiritual. Tres eran a la sazón los jóvenes chamorros semi­ naristas en Manila; pero el Vicario Apostólico creyó muy puesto en razón que urgía construir en Agaña un seminario propio donde cultivar las vocaciones eclesiásticas sin exponerlas a los peligros del desplazamiento y choque con un ambiente extraño, y para educar bajo su personal vi­ gilancia y la de los misioneros aquel plantel de futuros sacerdotes. Y asi lo hizo; emprendió además la construcción de un colegio nuevo para ni­ ños, secundando los deseos del Gobierno americano de que debían ser educados al modo inglés y en lengua inglesa. A pesar de toda esa adaptación de nuestros misioneros, era evidente que no lograban disipar la suspicacia de los dueños de la Isla; se traba­ jaba ya en la metrópoli para cambiar el personal misionero español por capuchinos americanos, de lo que tuvo el Excmo. Sr. Vicario prueba in­ equívoca en la oposición irresistible que encontró en el gobierno militar

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