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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 253 en las iniciativas de monseñor Olaiz Zabalza, hasta el extremo de ser éste criticado, como si el buen amigo seglar fuese su inspirador; lo cual, como es natural, restaba bastantes simpatías a los misioneros. Así quedó estructurada la campaña evangelizadora de los nuestros, con tal fuerza inicial, que hizo fracasar toda tentativa de propaganda protestante, encomendada a los enviados de Norteamérica para el servi cio de sus conciudadanos; y la prueba fué que, a poco andar, el gobierno de Washington retiró la consignación pecuniaria del Pastor allí destina do, con evidente ventaja para los misioneros, a quienes los buenos cha morros seguían más dóciles cuanto menos ventajas materiales podían ofrecérseles por la secta disidente. En el apostolado, lleno de sacrificios y fecundas iniciativas, trabaja ron todos los misioneros, pero se distinguieron entre ellos como máximos colaboradores del Vicario Apostólico, los RR. PP. Román de Vera, Ber nabé de Cáseda y Francisco Javier de Sangüesa. El primero por su ac tividad incansable en el ministerio de la predicación, tanto en chamorro como en inglés, que domina a perfección, lo mismo que en las traduccio nes al chamorro de las principales partes del Catecismo, Preces y Libros de Historia Sagrada; actividad prodigiosa y ardiente, que le valió no po cas molestias de propios y extraños. El M. R. P. Bernabé de Cáseda, Su perior Regular de la misión durante un trienio y su administrador eco nómico durante varios trienios, hombre de sacrificio y de tenacidad de mostrada en las misiones más difíciles. El M. R. P. Javier de Sangüesa, Superior Regular varios trienios consecutivos al principio, y pro-Vica- rio Apostólico siempre, duante la ausencia por descanso de Mons. Olaiz Zabalza. Al P. Javier se deben relaciones detalladísimas de la^ misión conservadas en nuestro Archivo Provincial, y que dan mucha luz 'sobre el desarrollo y resultados de nuestro apostolado en Guam. El dominio perfecto del inglés, chamorro y japonés que poseía el P. Javier, le hicie ron figura preeminente en el gobierno de los religiosos. Nuevos misioneros y sombrías perspectivas Desde 1920 a 1932, la madre Provincia envió al Vicariato de Guam ocho sacerdotes y otros ocho hermanos legos, cuya labor abnegada alivió mucho las tareas de los que les habían precedido, a pesar del difícil y largo aprendizaje del inglés y del chamorro, sin lo que no podrían tra bajar ni con mediana eficacia. Y con ser tan evidente que el Sr. Vicario Apostólico, Mons. Olaiz, y todos los misioneros se dedicaban con empe ño a hermanar sü sagrado ministerio con lo que los indígenas necesita ban y con lo que exigían los gobernadores para intensificar la formación norteamericana y la lengua inglesa, desde muy pronto-pudo notarse que se removían sedimentos de raza y religión que a largo o corto plazo pondrían en contingencia la hermosa labor emprendida por los nuestros. No disimulaban las autoridades militares su deseo de tener en sus ma nos el resorte religioso de estilo inglés, para dominar mejor la población indígena; ya en 1929 el Rvdmo. P. Joaquín Vilallonga, S. J., Visitador Apostólico de Filipinas y Guam, pudo apreciar muy de cerca la abnega
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