BCCCAP00000000000000000000139

23 tí FECUNDA PARENS 1S04 llegaron los PP. Ricardo de Torres, Eusebio de Azpilicueta, Pedro Joaquín María de Alda*, Martín de Mendata, Pedro de Rentería, José de Lezo, Emilio de Miengo y Juan Miguel de Leiza, con los hermanos legos fr. Gabriel de -Lizarza, Juan María de Berrueta, Alejo de Muru- Astráin y Faustino de Liers. Con estos elementos se nutría la misión por entonces dependiente del Comisario de Misiones Rvdmo. P. Llevaneras, hasta que, suprimido el distrito “ Nullius” en 1907, el Rvdmo. P. General, Bernardo de Ander- matt, asignó las Filipinas a la Provincia de Cataluña, dando a los mi­ sioneros un tiempo prudencial para que, los que quisieran, regresaran a sus Provincias de origen en España, mientras los catalanes fuesen lle­ gando a ocupar su lugar. Pero no fué tan sencillo ei cambio y provisión de misioneros a la recién formada Provincia catalana, seccionada de Navarra, Vasconga­ das y Aragón, sin elementos suficientes para aportar personal a ultra­ mar; tanto más que ella se había hecho cargo del Vicariato Apostólico de Guam, que vino a centrarse en Filipinas como antes la misión de Carolinas y Palaos. De una carta del M. R. P. Daniel de Arbácegui, Superior de Ma­ nila desde que desapareció el distrito “ Nullius” , sacamos la noticia de que “ hasta el 20 de enero de 1910 no habían llegado a Filipinas más que dos Padres, acompañando al M. R. P. Alfonso de Ager, visitador enviado por la Provincia de la Madre de Dios”. Este P. Visitador se dió perfecta cuenta de la carga que había echa­ do sobre sí Cataluña, y observó muy de cerca la labor cada día creciente de nuestros Padres en la casa central y suburbios de Manila; al regre­ sar a le Provincia, fué designado como misionero y superior de la Mi­ sión el muy celoso M. R. P. Pedro de Saló que trabajó en Manila con el R. P. Cirilo de Artabia, y tuvo especial interés en sostener y aumen­ tar el desarrollo de la Misión, mientras la Santa Sede acababa de en­ cargar a su Provincia el Vicariato Apostólico de Nicaragua. (Bluefields) y fué trasladado a él el Vicario Apostólico de Guam pon todos los misio­ neros catalanes, quedando, por lo mismo, Filipinas a la espera de otra Provincia que se hiciera cargo del Vicariato de Guam. Nuestros Supe riores Provinciales habían deseado desde hacía dos años y lo habían solicitado también, tener una Misión de Propaganda Fide, y ésta fué la causa por qué los Superiores Generales obtuvieron de la Santa Sede para Navarra-Cantabria-Aragón el Vicariato Apostólico de Guam, lo cual trajo lógicamente que la Misión de Filipinas quedase para nosotros como en efecto quedó en 1914, creándose durante algún tiempo una si­ tuación vidriosa, puesto que allí estaba todavía el buenísimo padre Pe­ dro de Saló, que, por fin, regresó a su Provincia cuando ya llegaron los nuevos misioneros enviados por nuestra Provincia “ pleno jure” a Filipinas. El año 1915 llegaba a Manila la primera expedición propiamente nuestra, compuesta de siete sacerdotes y cinco hermanos legos, presi­ dida por el M. R. P. Ricardo de Torres, primer Custodio de Filipinas

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz