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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 210 (Robinson), que exigía la concurrencia de dos religiosos durante dos meses, después de penoso viaje por el Océano. Lo mismo que esta mi­ sión, aún más penosa y que duraba seis meses, durante tres años en la isla de Pascua, perdida en la inmensidad del Pacífico, y en la que hizo hermosas campañas apostólicas el celosísimo misionero R. P. Bienvenido de Estella, con tanta aceptación, que en 1925 el Supremo Gobierno de Chile propuso al P. Custodio, Agustín de Pamplona, hacerse cargo los capuchinos del gobierno civil y eclesiástico de la isla, cosa que no pudo aceptarse. Visitas canónicas Conforme crecía en extensión y en intensidad la obra misionera de Chile y Argentina, tanto más aumentaba la atención de la madre P ro ­ vincia, que no escatimó nunca su ayuda con abundante personal de trabajo; pero era necesario coordinar aún más el esfuerzo de todos, y a eso obedecieron las visitas canónicas de los Padres Provinciales en 1917, 1920 y 1923. El crecimiento insospechado de la labor en Euskal-Echea y la sociedad iniciadora, para el mejor desenvolvimiento de nuestro profe­ sorado en aumento progresivo, determinó al M. R. P. Antonio de Iroz en 1917 a practicar la Santa Visita, que proporcionó al santo Padre Pro­ vincial ocasión de ejercitar su acrisolada virtud, poco apreciada quizá en momentos de turbación, pero reconocida por todos y aquilatada con el tiempo, y io acertada de las medidas de prudencia entonces adoptadas para conservar y acrecentar la eficacia de nuestra labor en Llavallol. Aquella visita atrajo luego nuevo personal a la Custodia, y aún más las visitas del M. R. P. Joaquín de Beriáin en 1920 y del M. R. P. Ildefonso de Ciáurriz en 1923. Ya en 1920 surgió prematura la idea de separar las dos Repúblicas en dos jurisdicciones religiosas independientes para el mayor éxito del trabajo y eficacia del personal misionero, pero no prosperó por enton­ ces; la madre Provincia había destinado a Chile y Argentina, desde 1920 a 1930, veintisiete sacerdotes y siete hermanos legos. Por su partj la Custodia contribuía desde 1910 con abundantes estipendios de Misa-, y aportaciones fijas de dinero para el :ostenimiento de nuestra Escuela Seráfico, de Alsasua, con aplauso de todos los buenos misioneros, per­ suadidos de que el florecimiento y fecundidad del plantel de operarios era el seguro dei presente y del porvenir de la misión, exclusivamente nutrida con personal peninsular formado en nuestro seminario será­ fico con grandes sacrificios de la madre Provincia. Por decreto del De- finitorio General del 14 de julio del año 1919, la Custodia quedó encua­ drada en la legislación de nuestro “ Staiutum pro Missionibus” , y oído el voto consultivo de todos los religiosos de ambos lados de la cordillera andina, fué nombrado en Roma primer Superior Regular el M. R. P. Ig­ nacio de Pamplona, lo cuál no modificó ni restringió nuestro campo de acción, sino que hizo sentir la necesidad de intentar formar misioneros

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