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21(i FECUNDA PARÉNS pudo sostenerse gracias a la constante aportación de personal desde la madre Provincia, que desde 1910 a 1920 había enviado a la Custodia 27 sacerdotes y 12 hermanos legos. Nuestro campo de acción El ministerio parroquial impuesto por los Prelados diocesanos a nuestros misioneros en ambas Repúblicas, está probando que la Provin­ cia tenía á su cargo un país, organizado sí eclesiásticamente, pero falto de clero secular, por lo mismo, nuestra labor fué y es aún allí como en regiones de Propaganda en cuanto a la extensión y calidad del sagrado ministerio. Además, la adjudicación de Parroquias “ pleno iure” inmovi­ lizaba buen número de sacerdotes que no podían desplazarse hacia los inmensos e incultos campos para los que todos los Obispos solicitaban de continuo correrías de diez y quince días de trabajo intensivo. Al mis­ mo tiempo, conforme el colegio de Llavallol desarrollaba los cursos de cultura, comercio y agricultura iniciales, imponía la necesidad de im­ plantar el bachillerato, como se hizo desde 1910, para satisfacer las exi­ gencias de la sociedad de Euskal-Echea, cada día más satisfecha de los Padres profesores y educadores. Nueva razón de aumento de perso­ nal que la madre Provincia atendió pródigamente. No sufre esta reseña, como al principio indicamos, entretenerse en detalladas descripciones de nuestras excursiones por los campos y de la implantación y desenvolvimiento educacional y parroquial. Creemos con trido pertinente consignar alguna sucinta nota sobre el trabajo de cada una de nuestras Residencias, comenzando por la que primeramente ocupamos, recibida en Concepción (Chile) de los Padres italianos. La reacción de entusiasmo popular obrada en el público por la actuación de los capuchinos españoles fué magnífica y no decayó en los veinte años primeros, durante ios cuales el ministerio parroquial tomó todas las modalidades d-j acción social católica con los obreros en 1908, en que se implantó por el P. Ignacio de Pamplona en Concepcióh la Escuela Nocturna y Dominical y el catecismo, que desde ese año reunía más de 326 niños y niñas cada domingo. Las misiones por los campos tuvieron que intensificarse hasta com­ pensar con este trabajo el dinero adelantado para viajes de Misiones por el Sr. Arzobispo de Santiago, hasta 6.000 pesos prestados al Rvdmo P. Joaquín de Llevaneras para la primera expedición del P. Pedro de Usún. El Sr. Arzobispo, don Juan Labarca, de Concepción tomó a nues­ tros Padres como misioneros de Santa Visita Pastoral y tuvo que que­ dar reducido el trabajo de la iglesia de San José al que podían desarro­ llar el celoso P. Pedro y otro compañero que testifican haber adminis­ trado en aquel año de 20 a 40 mil comuniones y por los campos más de 50.000. En 1921 el Excmo. Sr. D. Gilberto Fuenzalida, Obispo de Concep­ ción, segregó de la Parroquia del Sagrario y adjudicó una gran parte urbana y rural a la nueva Parroquia de San José en nuestra iglesia pa­ rroquial y nombró su primer Párroco al R. P. Gonzalo de Abárzuza,

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