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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 209 Siguiendo el orden cronológico, trataremos primeramente de nues­ tras cinco misiones; después, de la colaboración a misiones de otras Provincias; de la nueva misión del Ecuador iniciada en 1949, y final­ mente del trabajo complementario llevado a cabo en favor de. nuestras misiones en nuestros colegios de estudios y en los Roperos m isioná is, todo bajo el amparo maternal de la Divina Pastora de las almas, María. NUESTRA MíISION DE CHILE Y ARGENTINA Los principios en Chile Fuá gran acierto de los Superiores de aquel período dificilísimo, que siguió a la supresión de 1835, haber conservado la unión y comunica­ ción jerárquica entre los religiosos dispersos; así se explica que el año 1842 pudiera organizarse la gran expedición misionera a Venezuela de 42 sacerdotes, integrada casi exclusivamente por capuchinos navarros y catalanes, entre los cuales se destaca la figura procer de nuestro V. P. Esteban de Adoáin. Esta continuidad del antiguo impulso misionero, de los capuchinos españoles, mantenida con tanto trabajo y heroísmo) du­ rante los cuarenta años de dispersión, fué providencial para el momento de la restauración en 1875, porque de los misioneros de Sudamérica y de los que mantuvieron el fuego sagrado en el convento de Ustáriz so­ bre la misma frontera pirenaica, salieron los restauradores de las pro­ vincias y los restauradores de las misiones. Es evidente el designio de Dios para Navarra, que en el momento inicial de su vida autónoma, en 1900, fueran dos experimentados) misio­ neros quienes dieran el primer impulso y dirección a nuestro apostolado de ultramar. Fueron los Padres Angel de Villava y Pedro de Usún, Mi­ nistro Provincial el primero de la Provincia de la Madre de Dios, desde 1898 a 1900, gran misionero en Esmeraldas y Ecuador, y explorador de la región casi salvaje del Caquetá, en Colombia. Y el segundo, misione­ ro en Chile desde 1889, de donde vino a España en 1900 para llevar nuevos misioneros a las orillas del Pacífico, pero traído por Dios para que fuera el impulsor autorizado de las misiones desde su elevado car­ go de primer Ministro Provincial de la nueva Provincia de Navarra- Cantabria-Aragón, la Provincia de la Virgen del Pilar, que comenzó a vivir en el momento en que el Rmo. P. Angel de Villava era elegido Definidor General. El P. Pedro había llegado a Chile con cinco misioneros más para hacerse cargo de la Prefectura Apostólica de la Araucanía, sostenida con gloria por las Provincias capuchinas de Italia durante 40 años. Los ca­ puchinos españoles se instalaron desde luego en 1889 en el convento de Concepción, entregado a ellos por el Rmo. P. Urbano de Bolonia, para ir paulatinamente ocupando las estaciones misionales de la Araucanía. Pero en vista del éxito clamoroso de las misiones dadas por los campos 14

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