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12 FECUNDA PÁAENS seado que el convento de la capital navarra recibiera la primera co munidad; así lo intentó en 1876; pero el Gobierno se opuso a que la restauración comenzase por Navarra; sólo permitiría se abriesen al gunos conventos en Andalucía. Pero el obispo de Pamplona, don José Oliver y Hurtado, con quien se había entrevistado el P. Esteban en Navascués, con este objeto, tomó tan a pechos el asunto que el 20 de febrero de 1879 lograba el decreto real autorizando la apertura del con vento. El Comisario General de España, P. José de Llerena, encomendó al P. Estanislao de Reus la habilitación del convento; a él se asociaron el P. Camilo de Cirauqui y el Hermano fray Miguel de Cirauqui; todos tres recibieron provisionalmente hospitalidad en el Seminario Conci liar. Desde el primer momento hallaron el apoyo más entusiasta en el deán don Luis Elío, presidente de la junta del patronato. Gracias a él se consiguió sin gran dificultad echar las familias que ocupaban el edi ficio y llevar a cabo su restauración. No era empresa fácil. En los cuarenta y cinco años de la exclaus tración los deterioros habían sido grandes. El cuerpo de la casa había sido destinado a viviendas, la iglesia había estado convertida en alma cén de tablas, había desaparecido casi por completo la’ tapia de la huer ta y por la orilla del río corría un camino público, considerado como servidumbre obligada, que más tarde sería causa de pleitos para la co munidad. Los fondos de que podía disponer el patronato eran escasos; por lo cual hubo que recurrir a la generosidad de don Juan Artola, segundo gran bienhechor de nuestro convento, quien tomó a su cargo los gastos que fuesen necesarios; éstos ascendieron a 63.000 pesetas, suma muy considerable en aquella época; el patronato firmó una obligación hipo tecaria a favor del señor Artola, con el 4 por 100 de interés; pero el acreedor renunció en su nombre y en el de sus sucesores al cobro de los intereses mientras la comunidad permanezca en el convento. El día 1 de agosto de 1879 fué la inauguración solemne del conven to. Bendijo la iglesia el deán don Luis Elío; fué extraordinariamente so lemne la traslación del Santísimo desde la iglesia de las agustinas de San Pedro, con asistencia del señor Obispo y con intervención de la ca pilla de la catedral. Al día siguiente se celebró la solemnidad de la Porciúncula, y en la función de la tarde predicó el Vble. P. Esteban de Adoáin, que había acudido como Vicecomisario General de los Capuchi nos de España; por orden del mismo P Esteban se celebró unos días después un triduo en acción de gracias y de oración por los bienhe chores. El convento material Destinado desde el principio a albergar una comunidad numerosa, el edificio con sus dependencias ha debido pasar por modificaciones y ampliaciones sucesivas.
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