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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 139 a la plaza del General Mola y en la misma Avenida de Carlos III y Ca­ lle S. Fermín, y los Superiores acordaron aceptar el ofrecimiento. La Crónica de la que hemos tomado estos datos dice que en todos estos cambios de terreno es íorzoso reconocer la mano de la Providencia y una protección de san Antonio y de santa Teresita, a quienes invoca­ ban continuamente en su capilla para el acierto en la elección y compra de los terrenos en que debiera emplazarse definitivamente el nuevo convento. La oposición del Sr. Obispo a la fundación en la Avenida de Franco fué muy beneficiosa para nosotros, porque dicho terreno estaba en un extremo del ensanche, y por lo tanto demasiado lejos para que pudiera ser frecuentado de la gente con comodidad. En cambio el terreno comprado al Sr. Huarte en tercer lugar es mejor que el segundo.” El permiso del Sr. Obispo accediendo a que se erija el convento e iglesia en el sitio que actualmente ocupa, es del tenor siguiente: “ Vista la instancia presentada por el M. R. P. Provincial de los PP. Capuchi­ nos de Navarra-Cantabria-Aragón, con fecha 9 de los corrientes, y ac­ cediendo, por lo que a Nuestra jurisdicción atañe, a lo solicitado en ella, damos Nuestra licencia in scriptis, a tenor de lo preceptuado en el canon 1162 del vigente código de Derecho canónico, para que pueda edificarse nueva iglesia y convento de la Orden en las parcelas cinco, siete y ocho de la manzana cuarenta y cuatro de la zona segunda del nuevo Ensanche de esta ciudad, perteneciente a la iglesia de S. Nicolás. Dios guarde a V. muchos años. Pamplona 12 de junio de 1939. t EL OBISPO.” No estará demás recordar en este lugar que ya en el segundo año de permanencia en la capilla provisional se suscitó la conveniencia de erigir parroquias en el Ensanche. En la consulta que el Sr. Obispo ce­ lebró con los párrocos de la ciudad, los de las parroquias de S. Agustín y de S. Nicolás contestaron que no hacía falta ninguna parroquia por estar sus feligreses bien atendidos por los capuchinos; a lo sumo, afir­ mó el de S. Nicolás, se podría erigir una sola. A pesar, de' eso, el señor Obispo erigió dos. Por si eso fuera poco, “ trataron incluso de que nos­ otros fundáramos cerca del Plazaola. Ello motivó una visita mía (del M. R. P. Ladislao) con el P. Ignacio de Pamplona al Sr. Obispo en Roncesvalles; ante nuestras razones y actitud, pues le dijimos que está­ bamos dispuestos a bajar al convento dejando la fundación, nos dió palabra de que nos autorizaría la fundación donde estamos en la ac­ tualidad” . Bendición de la primera piedra Después de tantas vicisitudes y de tantas idas y venidas, llegó el día 13 de junio en que debía ser bendecida y colocada la primera pie­ dra del templo y convento dedicados al glorioso Taumaturgo de Padua.

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