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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 115 Y así iba pasando el tiempo. Hasta julio de 1941 no se logró que el Ministerio de Obras Públicas diera su aprobación a la cesión de sus terrenos. El P. Pietro en diciembre de 1940 lograba, después de muchas gestiones, que el Duce Mussolini autorizara la erección de la Cripta para los legionarios italianos y designara para dirigir las obras al ca puchino genovés, concediendo para financiarlas dos millones de pesetas de los fondos que la Banca Nazionale di Lavoro tenía en la sucursal de Madrid. Se podía ya trabajar, gracias a Dios En los meses de junio y julio se firmron las escrituras de cesión de los terrenos, en una extensión de más de 7.000 metros cuadrados, entre la Misión Italiana y la Sociedad del Canal. Estos solares vinieron a sumarse a los 36.000 metros cuadrados adquiridos previamente pol la misma Banca con destino al Monumento. Pronto estuvieron contrata dos el arquitecto, don Víctor Eusa, y el contratista, don Angel Ainsa, pamplonés el uno y zaragozano el otro. El ingeniero pamplonés don José Félix Cabasés se encargaría de la estructura de la torre destinada a osario. Para la imagen del santo titular el P. Pietro se había fijado en un San Antonio del escultor Juan Bautista Porcar, que figuró en la exposición de Arte Sacro de Vitoria del año 1939. Logróse una asigna ción de cien toneladas mensuales de cemento “ Diamante” de la fábrica de Olazagutía; los bloques de granito para el revestimiento de la torre vendrían de El Escorial; las vidrieras se encargaron a la casa A. Mau- mejean, de Madrid; en* la calefacción de la iglesia se emplearía él sis tema Schneider, calefacción subterránea de aire caliente. El señor Obispo de Huesca daba su autorización el 10 de febrero de 1941, con la condición expresa, garantizada por el P. Provincial, de no abandonar la antigua residencia del lado derecho del Canal, a fin de que no quedara abandonado el barrio de Torrero. La princesa Isabel Bor- ghese obtenía en el mes de junio una bendición especial del Romano Pontífice para la obra. Y en noviembre llegaba la autorización del Re verendísimo P. General, con algunas advertencias en punto a pobreza y sencillez que debían tenerse en cuenta en la construcción y con el en cargo discreto de que la Provincia no se empeñara en nuevas deudas. El día 3 de mayo de 1942 fué la bendición de la primera piedra del Monumento. El acto revistió gran solemnidad; asistieron el señor Nun cio en Madrid, el Embajador de Italia, el Teniente General don Fidel Dávila^-el señor Arzobispo de Zaragoza, el Marqués de Rialp en repre sentación del Ministro de Asuntos Exteriores, el General de la Quinta División Militar y el señor Obispo de Huesca, además de otras muchas autoridades y representaciones. Amplias tribunas a los lados del foso de cimentación estaban ocupadas por representaciones militares y polí ticas. Celebró una Misa el P. Pietro y a continuación el Nuncio, reves tido de pontifical, bendijo la primera piedra, dentro de la cual se co locó un artístico pergamino con las firmas de todas las personalidades presentes. Pronunciaron discursos el Embajador de Italia y el Alcalde de Zaragoza. Antes de esta fecha se había colocado ya privadamente la primera
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