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CINCUENTA AÑOS DE VIDA 111 noticias alarmantes y ofertas de amigos que ponen a disposición de los capuchinos un coche y un piso donde alojarse. A pesar de ello y de los anuncios de que tal día por la noche se iría por ellos a quemarles lía casa, los nuestros se muestran valientes y permanecen en el convento. La Guardia Civil pernocta con frecuencia ep casa. Y corren rumores de que se marchan nuestros religiosos, y menu­ dean los insultos, y cantan los mozalbetes ante la fachada de la casa cantos revolucionarios, y son frecuentes las piedras lanzadas contra la puerta y los cristales. Suprimida la Misa de Gallo en aquella primera Navidad de la República, los elementos demócratas del barrio se encar­ gan de dar una serenata y una pedrea contra los cristales. Más serios fueron otros hechos acaecidos por entonces también. Una buena mañana, el 24 de junio de 1932, aparecen incendiadas las tapias de madera que rodean el solar de la futura iglesia, rociadas con gasolina y prendidas mientras los religiosos dormían a pierna suelta. Otra escena más emocionante ocurre meses después, el día 9 de diciem­ bre. Mientras el P. Cristóbal confesaba a una señorita austríaca, cuatro desalmados penetran en la capilla, lanzan dos botellas de gasolina con­ tra los confesonarios, una de las cuales explota sobre la cabeza de l!a penitente; se levanta ésta envuelta en llamas y dando gritos de terror; se suspende la Misa; caen nuevas botellas sobre las puertas y paredes del atrio, que queda cubierto de llamas. Se llama al Parque de Bombe­ ros, pero cuando llegan al puente sobre el Canal, los detienen los revo­ lucionarios pistola en mano, les hacen bajar del coche, rocían éste con gasolina y le pegan fuego. Entre tanto apagaban el incendio de su casa los religiosos lanzando pozales de agua. No para la cosa aquí; porque, aventurándose los religiosos a salir a la calle para comunicarse por te­ léfono, por estar el suyo interceptado, los pistoleros hacen una descar­ ga sobre fray Ambrosio a las puertas mismas de la casa de don Pedro Luna y otro persigue al P. Cristóbal, disparando sobre él a tiempo que se guarecía en casa de un amigo. Por fin un camión de guardias de asalto hace huir a los pistoleros. En los años de la guerra Pero en ju lio de 1936 la situación cambió por completo, al enfren­ tarse en lucha sañuda, pero purificadora, la España creyente ton Ja España marxista. Si hasta entonces .el apostolado de los capuchinos en Torrero iba abriéndose paso con rapidez y seguridad, merced al sacri­ ficio abnegado de los religiosos, en adelante la labor crecerá progresi­ vamente y también el éxito. Hasta 1937 sólo había dos confesonarios en la capilla; en ese año hubo necesidad de añadir otros dos; y a partir de 1940 se tenían ya la media docena. Era el preludio del auge que había de adquirir este ministerio del confesonario en la fundación de­ finitiva.

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