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106 FECUNDA PARENS Era en extremo edificante ver cómo trabajan, mezclados con los obreros, fray Serafín de Barbarin en sus tareas de albañil, y en sus la­ bores de carpintería fray Bernardo de C im a y fray Casiano de Madoz. La masa obrera del barrio comenzaba así a aprender una lección de espíritu franciscano. A los diez meses quedaba terminado el edificio de dos plantas y sótano, con líneas ornamentales de estilo gótico sencillo; era la primera parte de la obra central. La capilla mide 24 metros de largo por siete de ancho y cinco de alto; todo el edificio ocupa 880 metros cuadrados; una distribución in­ adecuada y provisional del espacio ha hecho que la residencia careciera de la comodidad necesaria para los religiosos. El día 13 de junio de 1929 se inauguraba la casa y la capilla; en la bendición ofició el señor Obispo de Huesca y asistieron todas las au­ toridades eclesiásticas, civiles y militares, lo mismo que representacio­ nes de todas las comunidades religiosas. Los actos resultaron solemnísi­ mos. Desde aquel día y durante la novena que siguió a continuación, predicada por el P. Gabriel de San Sebastián, la capilla resultó ya ab­ solutamente insuficiente. San Antonio comenzaba a atraer hacia su al­ tar a los zaragozanos. Primeras actividades Pronto quedó detallado el plan de trabajo para en adelante: cuatro Misas los domingos y tres los días laborables; la última del do­ mingo sería con preferencia para los piños; en la primera de cada día se rezaría el santo Rosario por los bienhechores de la casa. Todas las tardes habría exposición de su Divina Majestad; los martes, el ejerci­ cio de san Antonio; los jueves, Hora Santa; los sábados, Rosario canta­ do y Salve solemne. A cualquier hora del día y hasta las nueve y media de la noche estaría la puerta abierta para todo el que llamara a confe­ sar enfermos. Un Padre estaría casi todo el día a disposición de los que quisieran confesarse en la capilla. Así lo comunicaba al barrio una hoja volante repartida con profusión. La comunidad va creciendo con la llegada de nuevos refuerzos: el P. Serafín de Tolosa y fray Ambrosio de Elcano, y provisionalmente también dos misioneros que se preparaban para ir a China. Más tarde llegará el P. Víctor de Legarda. Tres obras principalmente darán fuerza a la fundación para abrir­ se paso y alas para remontarse a la categoría de santuario antonianc de Aragón. Dos de ellas tienen radio corto de acción; la otra recorre todos los caminos de España. Las tres, por una misteriosa desviación, refluirán luego sobre la casa por cauces ocultos en una generosa ayudi económica. Pues san Antonio sabe negociar como si fuera el gerente general de ese Banco de la Providencia que los hijos del seráfico Padre tienen en el cielo. Estas tres obras son: las escuelas gratuitas, los co­ medores de niños y la revista “ El Menajero de San Antonio” .

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