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10 FECUNDA PARENÉ viadós dos estudiantes de Teología en 1903 y otro al año siguiente. Esto no debe interpretarse como si los estudios en la Provincia fueran in completos o los profesores ineptos, sino que obedeció a la conveniencia de incorporar a nuestra formación los progresos Científicos de los gran des centros de estudios eclesiásticos y procurar a la Provincia titulados. Poco después fueron enviados otros a Friburgo ¡y a Roma; y reciente mente a Comillas, Salamanca y otras Universidades. Para que esta innovación, por la que nuestros estudiantes eran lan zados fuera de nuestros colegios, en contacto con un mundo desconoci do, no resultara perjudicial a la vida regular o pudiera traer el afán de novedades poco conformes con nuestro espíritu tradicional, cuidaron los superiores de no perder de vista su formación religiosa. Mención espe cial merece a este respecto el Rvdmo. P. Angel de Villava, que desde Roma les escribía cartas edificantes y que, pensando siempre en el por venir de la Provincia, miraba por su salud, facilitándoles el traslado a otros países durante las vacaciones; y el M R. P. Antonio de Iroz, que siempre mantuvo contacto y dirección espiritual con los que él había enviado. A su tiempo, ya titulad )s y puestos al frente de nuestros co legios, se encargarían ellos a su vez de mantener y avivar el espíritu de observancia regular, considerándola como la piedra angular del edifi cio intelectual y moral que les encargaba montar la Provincia. Si alguna vez nuestros Padres, ya casi todos muertos, vieran en nuestros colegios innovaciones que maten la observancia regular, la aus teridad de la vida Capuchina, exclamarían llorando: ” No fueron éstos nuestros ideales al incrementar los estudios en la Provincia; hubiéra mos preferido menos ciencia con más o b s e r v a n c ia P o r la misericordia de Dios nuestros actuales colegios siguen fielmente la sana orientación de los primeros, y en algunas cosas quizá los superan. CONCLUSION Esta es la joya preciosa que yo encuentro en nuestra amada Pro vincia y que con tanto interés y cariño nos legaron nuestros primeros Padres. Es necesario que nosotros la conservemos limpia y en todo su esplendor, para que los que celebren el centenario de la Provincia, pue dan gloriarse en ella como hoy lo hacemos nosotros. \Esto exige de to dos un estudio continuo de nuestra legislación y de nuestra historia capuchina, porque a causa de la ignorancia es muy fácil tener por bue nas ciertas máximas y novedades que nos alejan de nuestra humildad y austeridad tradicional; un amor a lo tradicional, que vaya frenando las innovaciones; y un amplio deseo de progreso en todos los órdenes que comunique fecundidad y actualidad a lo tradicional Nova et vetera. Sirvan de norma luminosa las recientes circulares de nuestro Reveren dísimo P. General.
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