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96 FECUNDA PARENS Sebastián y la que mayor número de fieles atrae al confesonario por las facilidades que todos encuentran merced al sacrificio de los Padres que a todas horas reciben con bondad y competencia en el santo tribunal de la penitencia. Un date significativo de esta intensidad de vida religiosa es el aumento que se observa en las colectas que se realizan en nuestra iglesia: la recaudación “ pro Seminario” , que en 1941 fué de 1.186 pese­ tas, subió en 1947 a 13.430 y después ha rebasado esta cifra. Entre otras mejoras realizadas por el M.R.P. Serafín hay que des­ tacar la reforma de la biblioteca, dotada ahora de doble estantería y grandemente enriquecida con la adquisición de multitud de obras. Obra suya es también la iluminación artística de la iglesia con instalación fluorescente, la transformación total del Presbiterio con su magnífico parquet de nogal y su elegante zócalo y regio comulgatorio del mismo material, y no son de menos interés la instalación de un grupo electró­ geno que provee de luz propia a la casa y la obra de un hermoso cuarto de baño, cuya necesidad se sentía vivamente. Con la reparación iniciada enérgicamente en su tiempo en la terraza se han evitado totalmente las grandes goteras que preocupaban hondamente a Superiores y Súbditos. Punto aparte merece la valiosísima y artística Custodia que, gracias a su iniciativa y a la labor de todos. San Sebastián posee como una joya y un tesoro. Fruto de nuestros asiduos feligreses y obra de “ Gran- da” puede el Convento de San Sebastián ostentar en sus grandes fes­ tividades la regia y simbólica Custodia. 6.—Asociaciones y obras de celo. (Dejamos para otro lugar la historia gloriosa de la Orden Tercera de San Sebastián). Cofradía de Nuestra Señora de Lourdes. El R.P. Alfonso de Morentin, testigo de la devoción que despertaba en Manila esta advocación entre los fieles, tuvo el acierto de dedicar a Nuestra Señora de Lourdes la primera capilla de la calle Garibay. Apro bados los estatutos por los que había de regirse la nueva Cofradía, hí- zose la erección canónica el día 19 de diciembre de 1909; los inscri­ tos fueron un reducido grupo de caballeros y 41 señoras. No era para ilusionarse demasiado, pero el optimismo del P. Alfonso, que en carta al P. Provincial anunciaba que con el tiempo sería aquélla la primera Cofrdía de la ciudad, se vió premiado bien pronto. En la Novena de Lourdes del siguiente febrero eran seiscientas las mujeres y cincuenta y cuatro los hombres que tomaban la medalla; otros tantos daban sus nombres. El mismo superior estableció el triduo eucarístico para el pri­ mer domingo de julio, que viene celebrándose desde entonces sin inte­ rrupción; se celebra igualmente el primer sábado de mes, con cultos ex­ traordinarios y sermón. En la amplia capilla de la calle Oquenrio creció notablemente la de-

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