BCCCAP00000000000000000000139

CINCUENTA AÑOS DE VIDA 9 la Provincia, consultados continuamente por religiosos y seglares. Era el criterio de nuestra tradición, en el que ellos fueron educados y que con su ejemplo querían legar a la posteridad; y me figuro que al entrar en el cielo y conocer mejor el pensar del Padre san Francisco se habrán confirmado en su juicio sobre estas costumbres por ellos recibidas, prac­ ticadas y enseñadas. EN LA FABRICA DE LOS CONVENTOS Este mismo criterio de observancia regular presidió la construcción de nuestros conventos de Tudela, Estella, Sangüesa, Híjar y Alsasua, levantados todos, casi milagrosamente, según nuestra austeridad capu­ china y las exigencias de la pobreza. En aquellos primeros días no en­ tendían nuestros Padres de recursos a los Bancos, sino que tuvieron que levantarlos con limosnas, prestación personal de los pueblos y con la cooperación muy importante de nuestros abnegados Hermanos legos, cuyos nombres quiero consignar aquí, como un homenaje a su laborio­ sidad y sacrificio; recordemos principalmente a fray Bernardo de Ci- riza, fray Francisco de Echalar, fray Arsenio de Elizondo, fray Cándido de Fustiñana, fray Femando de Pamplona, fray Serafín de Barbarin, y algunos más, que trabajaron de albañiles y carpinteros. También los Padres multiplicaron sus ministerios para poder con sus limosnas su­ fragar los gastos de las construcciones, dándose casos, como el del Pa­ dre Javier de Los Arcos, que predicó simultáneamente varias cuares­ mas para pagar los jornales de los obreros empleados en la edificación del convento de Tudela. Con este sistema de construcción era natural que nuestros prime­ ros conventos resultaran pobres y austeros: conventos de pocos pisos, de oficinas sencillas, de claustros estrechos, celdas y ventanas peque­ ñas, sencillez en los coros, locutorios, etc. Creo que si el seráfico Padre hubiera llegado a ellos no mandara derribarlos, antes los reconociera suyos, conformes con su ideal de pobreza, de humildad y de austeridad. Más tarde se levantaron los grandes conventos de San Sebastián, San Antonio de Pamplona, y si bien hubo que cambiar el modo primitivo de fabricación, no dejó de respetarse la austeridad, como puede verse examinando el interior de los mismos. F,N LOS ESTUDIOS Esos mismos Padres, que creyeron nada debía innovarse en el gé­ nero de vida y en la austeridad de los conventos, sintieron necesidad de dar un impulso nuevo a los estudios ty, cosa inaudita entre nosotros, pensaron en preparar lectores en las Universidades extranjeras, esco­ giendo, por de pronto, la renombrada de Lovaina, a la que fueron en-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz