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CINCUENTA AÑOS ÙE VIDA 91 sieron sus ojos los religiosos en un edificio de la calle Oquendo, n.° 22, que ocupaba un sol ai- de 384 metros cuadrados, que fué adquirido sin dilación. La escritura se firmó el 8 de febrero de 1912, a nombre del se­ ñor Zulaica, porque así lo aconsejaba la política de entonces, amenaza­ dora para las Ordenes Religiosas; nuestro gran bienhechor hizo cuatro años más tarde la entrega legal del inmueble a los capuchinos como donación inter vivos. Y aquí se puso palpablemente de mani¡fiiesto la es pecial providencia de Dios y la milagrosa intervención de la Virgen de Lourdes: en pocos días fueron tan cuantiosas las limosnas con que los bienhechores respondieron a la llamada del superior, que la suma recaudada sobrepasó al costo de la finca, que era de 137.000 pesetas. El señor Zulaica, por su parte, puso a disposición de los capuchinos to­ do el dinero que fuese necesario sin intereses. 3 .—El nuevo convento El estudio del nuevo edificio fué encomendado al prestigioso arqui­ tecto don Angel Gurruchaga, quien, ateniéndose a las necesidades de los ■religiosos, levantó los planos, dando a la capilla la planta baja y el primer piso, en total ocho metros de altura, y sobre la mismacapilla tres pisos para residencia de los religiosos. Con el fin de economizar jornales y tiempo, fueron enviados para las obras de albañilería y carpintería los Hermanos fray Francisco de Echalar, fray Miguel de Fuenterrabía, fray Bernardo de Ciriza y fray Serafín de Barbarin y el donado Luis Azcona; éste, que ingresado en el Noviciado se llamó fray Remigio de (Itza, tuvo la mala suerte de caer del andamio desde el segundo piso al sótano, fracturándose el tobillo. La labor de estos ejemplares Hermanos es digna de todo encomioy fué la admiración de los obreros y del mismo arquitecto. En el Capítulo Provincial de 1912 fué nombrado Presidente el M. R. P. José de Tirapu, que puso gran empeño en activar las obras; y con tal entusiasmo se trabajó que el 13 de abril de 1913 pudo hacerse la inauguración de la casa y capilla. El día 11 quedaban instalados los religiosos en sus celdas; el díal2, por la tarde, el M. R. P. Ildefonso de Ciáurriz, nuevamente Provincial, bendijo la capilla; la multitud de fieles no pudo reprimir un grito de asombro gozoso al irrumpir en el espacioso recinto y hallarse ante ei cuadro deslumbrante que ofrecía la Virgen de Lourdes en su camarín. A las ocho de la noche, sin solemnidad alguna, para evitar cualquier incidente, se trasladó en un coche el Santísimo Sacramento desde la antigua capilla. El día 13, domingo, fué de recuerdo imborrable; pre­ dicó el P. Augusto de la Cruz, carmelita descalzo. El día 14 tomó parte, con extraordinario éxito, la “ Schola Cantorum” del Colegio de Filosofía de Fuenterrabía y por la tarde predicó el P. Manrique, corazonista. El último día del triduo, en que predicó el P. Ricardo de Torres, la capilla

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