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ÜÜ FECUNDA PÁRENS dre Alfonso de Morentin, que sfe instaló en marzo de 1909 acompañado del R. P. Eusebio de Echalar y de los Hermanos fray Modesto de Adiós y fray Damián de Iráizoz. Merced a la buena maña que se dieren, tanto el señor Zulaica y el administrador de los bienes de la señora Viuda de Osácar, pudo fi­ jarse la fecha de la inauguración para el día 19 de marzo, festividad de san José. Hízose en la mayor intimidad, bendiciendo la capilla el Muy Reverendo P. Provincial; el señor Obispo envió una carta de congratu­ lación en que estimulaba el celo de los religiosos en estos términos: “ Espero en el Señor que la estancia de ustedes en San Sebastián ha de ser grandemente beneficiosa para los intereses morales y religiosos de la ciudad y que no he de tener que arrope itirme de haber autorizado a ustedes para residir en ésa” . Los Padres, pocos en número, se entregaron de lleno a sus ministe­ rios, repartiendo el tiempo entre el confesonario, el culto y la visita a los enfermos; y su labor se fué acrecentando de día en día, a la ve/, que se granjeaban la confianza del católico pueblo donostiarra, que desde el primer momento demostró un sincero afecto al capuchino, en el que vieron un buen amigo y fino confidente, tanto ricos como pobres. En el Capítulo Provincial del 13 de julic .siguiente quedó constitui­ da de la siguiente forma la familia conventual: R. P. Alfonso de Mo­ rentin, Presidente; M. R. P. Berardo de Cie;:a; R. P. Luis de Azcoitia, Vicario; R. P. Antonio de Ereño; y los Hermanos fray Modesto de Adiós y fray Damián de Iráizoz. Prestó su ayuda y colaboración en aquellos primeros meses fray Andrés de Atáun, quien al reintegrarse al convento de Fuenterrabía, fué sustituido por fray. Gabriel de Loizu. Durante este primer año se procuró dar an impulso mayor a la Or­ den Tercera, tan arraigada en la ciudad. Cor. fecha 20 de diciembre de 1909 se estableció la Cofradía de nuestra Señora de Lourdes y ya en la Novena de 1910 (febrero) tomaron la medalla 600 mujeres y 54 hombres; otros tantos dieron su nombre. Una prueba de la vida de piedad y de intensidad apostólica que en la capillita de Lourdes se desarrollaba es la estadística de las comu­ niones distribuidas en los tres años: Aunque doña Rosa seguía negándose í: percibir alquiler alguno por el inmueble, no parecía bien abusar de su generosidad; además la capilla resultaba demasiado reducida; hubo, pues, que pensr en hallar el solar definitivo para la construcción de la nueva residencia. El Padre Alfonso se ilusionó con la adquisición de la riisma '.asa de doña Rosa y la insigne bienhechora estuvo ya en ello, llegando a fijar aun el precio: pero habiéndose ausentado el superior, para acompañar a América al Rvdmo. P. Angel de Villava como secretario de Visita, al volver halló a la viuda de Osácar totalmente cambiada en este asunto. Entonces pu­ 1909 1910 1911 24.266 comuniones 40,622 42.564

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