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JLINCUENTA AÑOS DE V tüA 7 i una huerta aneja, con privilegio de riego, que se conoce con el nombre de “ ligón” de Nuestra Señora de los Angeles, bajo cuya advocación se puso ia iglesia. El convento fué abandonado por sus moradores en virtud de las leyes de desamortización de 1835; lo que había de más valor fué lle vado a la iglesia parroquial: sillería del coro, cuadros y sala capitular, el edificio quedó abandonado; poco después lo habitaron religiosas clarisas hasta 1855. Después el convento fué derribado por el peligro de ruina que ofrecía y sus materiales empleados en la construcción de un grupo escolar. Todo el conjunto había pasado a propiedad del municipio en 1883. A petición del señor párroco, en 1899, el Ayunta miento cedió sus derechos a la mitra con esperanzas de poder dedicar de -nuevo la iglesia al culto; efectivamente, una persona piadosa hizo a su costa en ella las reparaciones necesarias, poniéndola a resguardo de las inclemencias del tiempo. Así las cosas, fueron dos Padres a explorar la disposición de la gente y comprobaron que toda la población recibía con júbilo la idea de ver en Híjar una comunidad de capuchinos. El 31 de enero de 1901 el alcalde, don Mariano Sorribas, enviaba en nombre de la villa una instancia al P. Provincial, M. R. P. Pedro de Usún, exponiendo el deseo de toda la población de que los capuchinos fuesen a fundar. A este fin ofrecía la iglesia mencionada y daba la seguridad de poder levantar junto a ella un convento nuevo, sin gravamen alguno para la Orden, porque — decía— “ abrígase la convicción de que el vecindario lo cons truirá a sus expensas; un registro abierto en esta alcaldía indica que en jornales de peón, en caballerías y carros, materiales de piedra y yeso, no habrá que emplear un solo céntimo, pues sobran con exceso con los que voluntariamente hasen inscrito para trabajar en las obras. Viene después la clase pudiente y en otra inscripción ofrécense canti dades para el pago de los materiales que sea necesario adquirir...” . A esta instancia se unió la petición del arcipreste y del clero de Híjar en la misma fecha. En poco tiempo la lista de bienhechores de la futura fundación contenía más de doscientos nombres. Hasta los niños y niñas de las escuelas nacionales y del colegio de las Hijas de la Caridad contribu yeron generosamente. Y cuando apareció en Híjar el P. Arcángel de Sesma, hubo ronda de mozos con coplas alusivas a la fundación; de cían dos de ellas: “ Franciscano, que has venido un convento aquí a fundar: está firme y convencido que se ha de hacer y se hará. Pobres, ricos, niños y hombres, . todo Híjar ayudará, pues cuanto en Híjar prometen cumplen con puntualidad.”
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