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CONVENTO DE HIJAR He aquí un capítulo cerrado de la historia de nuestra Provincia. El convento de Híjar, avarizada lejana en tierras de Aragón, durante treinta y cuatro años, señala la huella más sañuda de la revolución roja de 1936. Pero es tin capítulo que no puede estar ausente de la presente reseña histórica. La fundación Acababa de nacer la nueva Provincia y ya la mirada de los supe­ riores se dirigía hacia el sector geográficamente más importante que le daba su denominación. Aragón había de tener un convento de ca­ puchinos. La Providencia deparó a los capuchinos un decidido protector y un generoso protector en el presbítero don Pedro Dosset, que no paró hasta verlos establecidos en Híjar con su iglesia y convento. El deseo de este bienhechor hubiera sido llevar a los capuchinos a! interior de la población, pero de momento parecía esto irrealizable, porque era de prever la oposición del clero. Había de comenzar por fi­ jar una residencia provisional en las afueras. Existía en e! término llamado “ Los Campillos” , a un kilómetro de distancia, una vieja iglesia, junto a las ruinas de un antiguo convento de menores observantes. Este convento había sido fundado en 1524 por don Luis Fernández de Híjar, Duque de este nombre, destacada fi­ gura de la historia española en aquella época. Al convento perteneció

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