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66 FECUNDA PARENcS mitaña de Rocamador, prohibiéndole de allí en adelante postular para la basílica, por haber pasado ésta a cargo de los capuchinos, y autori­ zando a éstos para hacer dichas postulaciones. Además de esc documento de la alcaldía de Estella existe otro del obispado de Pamplona, fechado el 5 de agosto de 1899, en que se concede a los religiosos capuchinos instalarse en Estella. Dice así: “ Por el presente, y por lo que toca a muestra jurisdicción ordi­ naria, autorizamos el establecimiento en la ciudad de Estella de una residencia de la Orden de Menores Capuchinos de la Provincia de Ara­ gón, confiando a los dichos religiosos, para el objeto, por el tiempo de nuestra voluntad y la de nuestros sucesores respectivamente, la capilla de nuestra Señora de Rocamador. perteneciente a este Obispado, con todas sus dependencias y accesorios. Encargamos al superior que fue­ se de la residencia indicada que la predicación y cultos solemnes que se celebren en la capilla expresada no se simultaneen con los que se predican en las parroquias de la ciudad.” En el documento de separación de las Provincias de Aragón y Ca­ taluña, de 30 de mayo de 1900, se enumeraba ya el convento de Es­ tella. Parece que los capuchinos se habían establecido en la ciudad del Ega por el mes de agosto de 1890. Formaron la primera comuni­ dad los religiosos siguientes: - P. Guillermo de Morentin, primer Presidente. P. Arcángel de Sesma, que fué el que gestionó la fundación y orilló todas las dificultades. P. Domingo de Abárzuza, P. Ignacio de Pamplona. Hermanos: Fr. José de Muniáin. Fr. Crispín de Olza. Y un tercero cuyo nombre no hemos podido hallar. El recibimiento que les dispensó la ciudad fué apoteósico, pues los capuchinos estaban muy bien conceptuados en Navarra como predi­ cadores y el vecindario de Estella suspiraba por poseer un convento de- nuestra Orden. Hubo arcos de triunfo, un Te Deum solemne en la -parroquia principal y gran alegría en todos los buenos estelleses. La verdadera importancia del convento de Estella El primero y más humano motivo que impulsó al Rvdmo. P. An­ gel de Villava a fundar en Estella fuéel mismo de las fundaciones de Sangüesa y Tudela: la urgencia de contar con un número suficiente de conventos para la futura Provincia. El segundo, el motivo oficial por decirlo así, pero también real, fué el apuntado en la instancia al señor Obispo: la necesidad de aten­ der espiritualmente a las parroquias de la comarca estellesa, en que las misiones predicadas por los capuchinos dejaban profunda huella. Pero cabe señalar un tercer motivo, quizá inconsciente enton- efes,' pero digno de figurar en primer plano p la vista de la historia de

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