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CONVENTO DE ESTELLA Nuestra Señora de Rocamador Recostada sobre una de las colinas que bordean la ciudad de Es- tellá, y como a unos cien metros de las antiguas murallas, se asentaba, desde hacía muchísimos siglos, una pequeña ermita, con categoría de Basílica, en que se veneraba una imagen de la Virgen bajo el título de Rocamador. Su origen se remonta a una época anterior a la fundación de la ciudad, la cual parece haberse poblado el año 1090. Esta advocación de “ Rocamador” es una importación de los pere­ grinos franceses que, en caravanas muy nutridas, recorrían el camino de Compostela, pasando por Roncesvalles, Pamplona, Puente la Reina y Estella. Cumpliendo los deseos de estos peregrinos, los Caballeros del Temple montaron una hospedería que sirviera para alojar y refrigerar a los fatigados caminantes. La fama de la diminuta basílica estaba tan extendida en todo el reino de Navarra, que el fuero general mandaba que ningún deudor, que fuera en romería a Rocamador, pudiera ser “ prendado” , esto es, px-eso o ejecutado por espacio de quince días, privilegio de que sólo go­ zaban los romeros de Santiago, Roma y Jerusalén. Muchas personas de noble alcurnia la eligieron para lugar de su sepultura. Así lo prue­ ban los numerosos sepulcros de piedra artísticamente labrada, con sus cruces también de piedra, que se hallaron en 1689, al abrirse los ci­ mientos de una ampliación de la basílica y de la casa contigua. San­ cho el Fuerte la dotó tan ampliamente, que los peregrinos siempre en­ contraron abundante y sabrosa mesa en la hospedería de Rocamador. Parece haber sido destruida la basílica, juntamente con el monas­ terio, cuando, el año 1311, fué suprimida la Orden de los Templarios.

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