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CULTURA DEL PUEBLO MOTILON 49 y rústicos collares, usados tanto por los hombres como por las mujeres y los mños. Dichos collares son unas veces de dientes de jabalí ( trofeo de la caza), perfo– rados en su base y engarzados con una pita o un alam– bre; otras veces están formados de iíuesecitos de ave, atravesados por un hilo sirrülar. Hoy día prefieren co– locarse botones ele camisa y pantalón, así como otros objetos más vistosos. A los pequeñuelos acostumbran colocarles en los mismos collares trocitos de cola ele ardilla, probablemente con un fin mágico. La mayoría ele los varones adultos llevan en la mu– ñeca izquierda un cordel ele varios metros de largo, en– roscado en el brazo y que tiene por fin amortiguar el golpe del arco al disparar la flecha. Algunos lo toman ya hoy día como un adorno. En ocasiones solemnes el hombre se coloca en la cabeza una tira o cintillo, hecho ele fibras de palma, de unos 14 centímetros de diámetro, por 5 de ancho, y que los motilones llaman "okbáera". Es probablemen– te un distintivo de autoridad. Algunas mujeres se colocan sobre los senos un hilo resistente que circunda el tórax y que sirve para sos– tener los pechos cuando están flácidos y, por tanto, les pueden causar molestias en su trabajo. Algunos han querido ver en esta costumbre cierta relación con la menstruación, pero no hay evidencia de ellq. Si son parcos los motilones en el vestido y en los adornos, más lo son, si cabe, en ef uso de cosméticos u otra clase de ungüentos y tatuajes. A este respecto solo se ha podido observar la costumbre de pintarse en determinadas ocasiones los brazos y el pecho con "ma– yoyogba": una semilla de árbol que deja unas manchas negras, que perduran varios días. Posee esta costumbre un fin mágico sin duda.

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