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16 P. ANTONIO DE ALCACER Piedrahíta, quien afirma que hacia 1548, estando el mencionado Tolosa en Táriba, en muy mala situación económica con su tropa , decidió probar suerte en otro sitio. Pasó Primero al Valle de Cúcuta y de allí descen– dió por el río Zulia; se desvió a los pocos días hacia la izquierda, hacia el oeste, y fue internándose "entre la nación de Motilones . . . y sin tener encuentro con ellos, penetraron en la serranía en que habitan los Ca– rates, que demoran a las espaldas de la ciudad de Oca– ña" ( 3) . Este mismo dato lo tomó después José Ov1e– do y füi.ños y lo cita casi al pie de la letra en su H isto– ria de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela ( 4 ). José Nicolás de la Rosa, con su imprecisión acos– tumbrada, asegura que el nombre de Motilones les viene a dichos mdios de haberles cortado el pelo al rape durante una epidemia de viruelas que padecieron, al poco de ponerse en contacto con los blancos. "Así es la tradición", asegura ( 5) . No obstante, la costum– bre de cortarse el pelo ya la tenían cuando los españo– les los descubrieron. En 1738 el misionero capuchino, padre Francisco de Cat:::rroja, escribió un vocabulario motilón a base de las palab_ras que logró sacar a un mdiecito de dicha parcialidad, capturado no hacía mucho ( 6) . En él apa– recen los motilones designándose a sí mismos con el (3) Historia General de la Conquista del Nuevo Reino de Granada, 1~ edic., Amberes, 1688. Libr. XI , cap. IV. (4) Madrid, 1723. (5) Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la Ciudad y Provincia de Santa Marta, libro III, cap. IV. (6) Vocabulario de algunas voces de la lengua de los Indios Moti– lones de las Provincias de Santa Marta y Maracaybo, con su ex– plicación en nuestro idioma. Fue hallado por el P. Cayetano de Carrocera en 1947 y publicado en Venezuela Misionera, 1950, pp . 219-222.
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