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-i'9- ]'vio11señor Rodríguez en célrta ele 1'' ele abril del referido año 95. diri g ida a l Padre Super io1· de los Padres Capuchinos ele Car acas . le decía : ' 'Cumplo hoy el deber ele escribirl e con los RR. PP. que regresarán mañana a esa Capital. Antes ele todo . debo significa r a su Re\·erencia mi ínt imo agr adecimi ento por tan singular prueba ele deferencia que me ha dispensado, c!únclome estos dos dignos sacerdotes con cuya ¡,oclerosa élyucla he logrado alcanzar, a mi lle– gada a esta Capital. el triunfo más espléndido (,11 bien ele la Iglesia. los mús cnpiosos frutos en fa \·o r ele léls a lrnéls . "Estos sacerdotes tan dignos y tan merito– r ios . ele vida tan ejemplar y edificante, ele ::elo tan incansable y a rdoroso . di r án a su Re\·eren– cia cómo ha siclo gene r a l en t r e nosotros la r eac– ción a favo r ele los intereses ele las a lmas: y su Re\·erencia clerramarú lt1grimas ele cont en to al contempia r los preciosos frutos ele salvación que él hora llenan ele contento mi corazón ele Obispo \' Pélstor ele la Diócesis. "Pern a lgo debo decirle. AJ día siguient e ele mi ll egada se clió principio a la Mis ión en Cate– dra !. Es ésta una Iglesia ele tres naves y bas– ta nt e grande, y dura nte los doce días que ha du– rado la :Misi ón , en la mañana y en la noche . sin cesar. la Igles ia ha siclo pequeña para la nume-