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-42- Por lo <1ue lle,·amos dicho, se ve claramente con cuánto cariño y predilección miraron el Templo ele Las l'viercecles . los generales Guzmún Blanco y Crespo, durante el tiempo que fu 2rnn Presidentes ele la República. Ellos compl etaron la obra leYantacla con túntos sacrificios por el Pbro. J acinto Maclelaine . y éllns la enriquecie– ron con alhajas preciosas. ricos ornamentos y otros objetos necesarios al culto divino. Y como si esto fuese pocn, el general J oaquín Crespo dotó a la Iglesia ele Las ~Iercecles ele] magnífico altar mayor que actualmente posee. De él que– remos habla r en pánafo aparte. III El Altar Mayor Este altar fué tré:líclo ele Pa rís con destino a la S . I. Catedral de> C1racas por enea rgo del Illmo. Se-11nr !\rzobispo ele esta ciuclacl, Doctor José A. Ponte. habiendo siclo su importe 28.000 bo]Í\·:i.res . La dificultad de poder amortiza1· esta crecida clencla. y el no ser el altar '·confor– me a las rúbricas, ya por su fo rma.· ya por la estrechez del lugar en que estú colocado, que no tien e la extensión y capacidad necesari as para que los Ministros puecl;:m ejercer las funciones del culto con la decencia y expedición que co– rresponde" : esto junto cnn la conveniencia ele "encargar un nuevo altar bajo la dirección del ingeniero señor Hurtado Manric¡ue, en la for -