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8sos tus ojos,,, Van cayl:'n do tus miradas en el verdtr de este suelo , como cel l'. ste rocío en esmernlc ino cuenco. ¡Qué Hirosa la flor se hiergue al sentir su dulce peso! La fu ente r íe feliz por ser de tu Célra espejo. Pues ¿qué senti rá mi al ma, contemplando ojos tan bellos, si por Ti, Virgen, suspi ro, si po r T i, Virgen, me muero? Y siendo del ci d o encanto, del se ra fín embeleso, nazarenila 'gen til , ¿por qué no miras al cielo? ¿Temes , que por contemplarte, los esplritus excelsos dejen la Beldad eterna quedando en tu gracia presos? Y dice la Virgen blanca, la de los dulces ojuelos: ---- 124 --