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que con voces misteriosas al beso de amor la llama. «Ven, ven , E~posa ·que rida, ven del Líbano, mi Amada, paloma tierna, inocen te , que por el desi erto vagas . ¿Acaso podrás hall ar dónde posar esa planta, '!lás pura qne la luz misma, en ese valle de lágrin:1as? Tus arrullos amo rosos ¡oh tórtola solitaria! han llegado a las almenas de mi celest ial alcázar. ¿Por qué me hie res? ¿Por qué asl mi corazón llagas? Ven, ven, que si nido buscas, tu nido será mi alma: si albergue donde esconderte, ocúltate en mis entrañas ». Al oír los dulces ecos del Esposo, que la llama: «Voy, voy; responde la Virgen, voy a prisa , pues me aguardas,. - 121 -