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C11J\Nf;. LIFF!. Lr. P. A!\TON!O. P. ANTONIO. - 56 ---Ahora: a rnrrcr. -•¿ A q11e no me ¡iillas, Li i -¿ A que sí? (Echan todos a r.orrer por la derecha.). -(!1fírá11doles con tern11ra). 1 Son felices ... ! ¡ Tam- bién ayer era feliz mi per1ucño Sao-Lin, y hoy... ¿ Qué será de el? ¡ Divina Pastora, prutégelo bajo la sombra de tu manto! ¡ Y no olvides, Ma– dre. a todos tus corderillos ... (Entm dcsfario en rn rn. ESCENA IIJ Tse, parlrc de Sao-Lin y :--.:olinsan --(Bastante a;:ciano. Sale de casa, abatido por sil desgracia. Ensimismado. Poco después, se s-ienta). ¡ Aquí jugaba y reía... ! Ahora, el nido, sin su pajarillo, está triste, y mis ojos no tienen ya más lágrimas que llorar... (Se sienta). ¡ Hijo mío! ¡ Sao-Lin ! ¡ Tu madre llora en la noche la sole– dad del hogar! ¡ Sus ojos van quedando sín luz por el ardor del llanto! ¡ Sao-Lin ! ¿ Dónde llevó el milano a mi lindo pajarillo? ¿ Dónde escondió el chacal su tierna presa? ¿ Dónde estás, Sao– Lin? ; Dime dónde estás, y tu padre te salvará ele las garras del lobo... ! (Pausa). Mis lamentos se pierden vanos ,en la soledad... (Se cubre la cara. con las v sollo::a). ¡ rvfo hijos! ¡ Mis hijos! ¡Han ·a mis hijos! ¡Nolinsao, que te íuiste lcj os de tu casa... ! ¡ Sao-Lin, alegría de tus padres ... ! ¿ Qué es de vosotros? ¿ Dónde es– táis ... ? ¡ Dios mío. Dios mío! ¡ El luto ha llegado a mi corazón! ¡ Tú lo puedes, Señor! ¡ Devuélveme :, mis hijos! (A!::a la mirada al rielo. Después, /,a/11 la rabea abatida). ESCENA IV P. A.Nrn:,;ro y Tsc ¡ Pobre anciano! Está ali\·Íar su dolor. ( Se acerca y le ¡,ane una mano 'en e/ lwm.b-ro). No llores, amigo Ts11.

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