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80 MANL\L DE HISTORIA FRANCISCANA lados locales. Para con/esar necesitaban el permiso del ordinario, bajo presentación de los superiores. Los fieles podrían ser sepul– tados en las iglesias de los regulares, pero éstos habían de pagar al párroco la cuarta parte de los ingresos. Terminaba el Papa suprimiento todos los privilegios precedentes, al mismo tiempo que tomaba a los frailes bajo su protección. Esta decisión, en que brilla la prudencia y la imparcialidad, causó profund:t decepción en la mayoría de los religiosos y hasta se esparció el rumor de que Bonifacio VIII se proponía suprimir la Orden franciscana. Los dominicos y parte de los franciscanos adoptaron una actitud de rebeldía; el clero. por su parte. quiso tomar el desquite. Benedicto XI ( 1303-1304,), que había sido maestro general de los dominicos, anuló lo hecho por su antecesor. Siguióse fuerte polémica literaria. en que Duns Scoto defendió la decisión de Benedicto XI. En el Concilio de Vienne í 1311-12) pasó a primer término la cuestión de la exención de los regulares. Hablaron contra ella los obispos conciliaristas Guillermo Le :!\faire y Guillermo Durand. Tras vivas discusiones quedó en pie la exención; se promulgaron decretos condenando los abusos de ambas partes y finalmente se obtuvo de Clemente V que diera fuerza de ley a la bula Super cathedram de Bonifacio VIII. Y este documento será en adelante el que regulará las relaciones entre el clero secular y los mendi– cantes hasta el pontificado de Sixto IV. En lo que toca a la vida interna y :il gobierno de la Orden los religiosos dependerán in– mediatamente del Papa: en cuanto a la actividad apostólica fuera de sus iglesias dCJJenderán de los obispos y del clero secular comu auxiliares suyos. ESCISIÓN DE LOS ESPIRITl'.ALES t 1274,-131Bi. El primer choque violento de los ccespiritualesJ> con la «conrn– nidad)) habíase producido bajo el gobierno de Crescencio de Jesi. La benevolencia de Juan de Parma y la prudencia de San Buena– ventura, junto con la virtud patente de ambos, habían logrado aquietarlos temporalmente; pero al morir San Buenaventura es-
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